Cuando pensamos en la mediatarde sin lugar a duda una de las tartas más elegidas es la de ricota. Sin embargo, si queres hacer la mejor y más rica, te dejamos una receta fácil para que sea la más suave que hayas probado.
La tarta de ricota es una delicia clásica que puede elevarse a otro nivel con un simple truco: añadir una capa de crumble dulce por encima. Este consejo transformará tu receta en la favorita de todos, perfecta para acompañar con un mate, ya sea amargo o dulce.
El crumble es una capa crujiente y dulce que se utiliza comúnmente en tartas de manzana o de frutas. Se prepara con los mismos ingredientes que la masa base, pero en lugar de mezclarlos completamente, se deja una textura arenosa. Una preparación fácil de realizar y con pocos ingredientes.
Masa/Crumble:
Relleno:
Mezclar manteca, azúcar, harina leudante, un huevo y esencia de vainilla hasta formar un arenado. Es importante no presionar demasiado para evitar que se convierta en una masa compacta; buscamos una textura granulada. Divide la mezcla en dos mitades y reserva, ya que usaremos la misma preparación para la base y el crumble.
En un molde forrado con papel manteca o enharinado, coloca una de las mitades del arenado y presiona para que la base quede bien unida. Asegúrate de distribuirla uniformemente por todo el molde.
Escurre bien la ricota para eliminar todo el líquido. Luego, mezcla con azúcar, almidón de maíz y ralladura de limón. Agrega el huevo y mezcla bien hasta obtener una preparación homogénea.
Vierte el relleno sobre la base ya preparada. Luego, distribuye la otra mitad del arenado por encima, esta vez sin presionar para mantener la textura crujiente.
Precalienta el horno a 170/180°C. Cocinar la tarta por aproximadamente 40 minutos o hasta que la superficie esté dorada. Retira del horno y deja enfriar antes de desmoldar.
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