Luciana Guzmán
A sus 94 años, Armando Beningazza sigue vendiendo sus juguetes de madera en las esquinas de San Martín. Ese San Martín que lo vio nacer y del que jamás pudo despegarse por amor a su tierra y a su familia. "Me ofrecieron ir a trabajar a Estados Unidos, me pagaban todo, se encargaban de los papeles, del alojamiento, pero yo no quería irme, acá estaban mis padres, mi hermana, mis amigos", dice y reconoce que la situación económica hubiese sido muy distinta, pero escuchó lo que latía en su interior, y era quedarse donde estuvieran los suyos.
Algo parecido le pasó cuando hizo el Liceo Militar y le ofrecieron quedarse como Teniente, propuesta que rechazó. "Yo me quería venir a mi San Martín. La carpintería de mi papá había crecido mucho y quería trabajar con él", dice. Así forjó su vida en el Este mendocino, donde es sumamente apreciado y admirado por los vecinos.
La carpintería de su papá lo vio nacer y ahí se despertó su pasión por la madera, esa que lo llevo a hacer réplicas de autos de carreras de Fangio, por ejemplo, o de Víctor García. "Esos todavía los tengo, el de García era el único blanco que había", cuenta orgulloso.
Hizo todo tipo de juguetes, como trombos, juegos de mesa, camiones de bomberos, muñecos, avionetas, helicópteros, entre muchísimos más. "A los autos de carrera les pasaba un alambre y los movía como marionetas", relata.
A los 8 años comenzó un taller de carpintería en la escuela, a los 10 ya trabajaba como barrendero en el taller de tornería de su tío y desde entonces no se quedó quieto. Entre risas reconoce que "vivió mil vidas". "Era una orquesta", dice. Y es que dejó la escuela y empezó a trabajar desde muy chiquito, en la carpintería y taller de tornería, cosechó, hizo el Liceo Militar, se casó, tuvo 3 hijos y 7 nietos, fundó tres clubes de Jockey sobre patines donde entrenó a decenas de deportistas.
"El trabajo es salud, el trabajo que se disfruta", dice y parece, así, filtrar el secreto de su longevidad.
"Me casé a los 29 años y tuve 3 hijos. Acá estoy mirando la foto de mi vieja que tanto me acompañó en todas, en las buenas y en las malas. Falleció hace un tiempo, pero estuvimos muy juntos. Hay que comunicarse, hay que hablar, dialogar con la pareja. Hoy en día la gente vive con un velocímetro en el cuerpo a 200 Km/h, no se escuchan entre ellos. Los padres caminan a tranco largo con los hijos casi colgados de la mano", piensa en voz alta y recuerda que con "su viejita" pasaron "de todas" pero la comunicación los llevó a estar juntos hasta el último día de ella.
Armando nació el 18 de diciembre de 1930. En 2021, el senador Fernando Alín impulsó el proyecto para el día de su nacimiento sea reconocido como el Día del Juguete Artesanal, en honor a su trayectoria. Y fue aprobado.
Por lo tanto, el 18 de diciembre se celebra el Día del Juguete Artesanal.
Como jubilado, Armando sabe que el bolsillo aprieta. "A los 16 años yo estaba establecido, ganaba 0,16 centavos por hora y un par de alpargatas costaba 0,30 centavos. Mirá si ahora te vas a poder comprar algo con dos horas de trabajo. No hay lógica", dice.
E inevitablemente el pensamiento se va a los recientes disturbios en la puerta del Congreso entre policías y jubilados cuando en el recinto se vetaba la ley de movilidad jubilatoria.
"Más de 700 policías hubo, para eso sí hay policía, pero a Loan no lo pueden encontrar", dice y se le entrecorta la voz. "¿Cómo puede ser que desaparezcan los niños y no los encuentren. Solo yo sé la tristeza que me da que Loan no esté".
En unos meses, Armando cumple 95 años, tiene 4 bypass y dice que el secreto está es disfrutar del trabajo, tomarse las cosas con humor, ser optimista y siempre permanecer en movimiento, no estancarse.