Además, los había intoxicado con gas para que entraran en estado de somnolencia. Les puso una almohada en la cabeza y le disparó dos veces a cada uno.
En San Luis, se llevó a cabo la reconstrucción del crimen en el que Marina Silva, una policía de 36 años, fue acusada de matar a sus dos hijos de 2 y 7 años. Los detalles fueron revelados en la audiencia de formulación de cargos, donde la acusada fue informada de la investigación y se le dictó prisión preventiva por 120 días. Silva escuchó la descripción de los hechos en silencio, pero se negó a declarar.
Según las investigaciones, el hecho ocurrió en la madrugada del 1 de octubre. Entre las 5:30 y las 6:30 de la mañana, Silva habría colocado una garrafa abierta en la puerta de la habitación donde dormían sus hijos, con la aparente intención de hacerlos entrar en un estado de somnolencia. Luego de ello, ingresó al cuarto y realizó un disparo de prueba contra el colchón.
De acuerdo con la fiscal Antonella Romagnoli, Silva usó una almohada y un colchón para cubrir la cabeza de los niños antes de dispararles dos veces a cada uno, provocándoles la muerte de manera inmediata. Tras cometer el crimen, la mujer dejó dos cartas, una de ellas en el cuaderno de su hija, y se dio a la fuga.
Silva fue imputada por homicidio doblemente calificado, por alevosía y por el vínculo, agravado por el uso de un arma de fuego. Las autoridades investigan las posibles motivaciones del crimen, entre las que se destaca una abultada deuda financiera que la acusada enfrentaba. Según registros, Silva debía un total de 6.7 millones de pesos distribuidos en diversas entidades, entre ellas el Banco Nación y Montemar.
El caso ha generado gran conmoción en la provincia, y la investigación continúa para esclarecer completamente los hechos y los posibles móviles detrás de este trágico suceso.