(Por Eva Rodríguez)
Las vacaciones son una modificación obligada de la rutina laboral y cotidiana, con lo cual es lógico que generen un cierto grado de estrés.
Curiosamente, adaptarse al ritmo de vacaciones también toma su tiempo y esfuerzo. Normalmente, entre 24 y 72 horas son necesarias para que el cerebro se reacomode al nuevo ritmo.
-Bajar las expectativas sobre las vacaciones perfectas porque vamos directo a frustrarnos. Sacarle la carga de idealización que tienen las vacaciones, esos 15 días no son mágicos, no se van a resolver todas nuestras necesidades de descanso, reencuentro con los vínculos, etc. Hay que trabajar esos temas durante el año.
-Ser consciente y estar preparado mentalmente para una convivencia extrema con la familia. Anticiparse y reflexionar sobre esta idea. Normalmente compartimos 8hs por día, en las vacaciones son 24hs. Acompañar con buen ánimo y humor.
-Planificar de forma que a todos les resulte agradable. Todos deben poder disfrutar: uno solo, la pareja, los chicos y la familia.
-No cansarse. Las agendas apretadas y corridas para “ver o hacer todo” puede producir más agotamiento.
-Ser creativo, romper las rutinas. Hacer cosas que normalmente uno no hace para salir de los terrenos conocidos.
-Evitar el endeudamiento económico. Esto solo va a generar presión y estrés para la vuelta a la realidad. Además, manchará el recuerdo de las vacaciones con emociones negativas.
-Evitar estar sobre conectado a la tecnología y redes sociales en exceso ya que estos medios favorecen la descomunicación personal y directa, perdiendo así una oportunidad que nos ofrecen las vacaciones.
-Las vacaciones son un premio, un lujo maravilloso. Tenemos un espacio de ocio y hay que descubrirlo y aprovecharlo como a cada uno mejor le siente.
Aprovechá para hacerte la pregunta mágica: "¿Qué necesito para estar bien en este momento?rdquo; Como son vacaciones, seguro podés cumplírtelo.
Ocho tips para aprovechar al máximo las vacaciones y no desaprovechar un segundo