Todo lo producido por la enfermedad del COVID-19 durante los años anteriores, sin duda ha dejado diversas secuelas en la sociedad del mundo entero. Una de estas personas fue Candela Copa, quien sufrió este virus en primera persona y, después de un tiempo, se animó a contar toda su historia frente a Goga Yuffri y las cámara de “No culpes a la noche”.
A diferencia de otros casos, a la joven mendocina esta enfermedad atacó a sus arterias y circulación sanguínea. Esto último hizo que a Candela Copa le tuvieran que amputar ambas piernas: “Me apuntaron las piernas en mayo del 2021 por COVID, hay muy pocos casos en el mundo. Hubo un tiempo que no podía caminar, todo empezó con la pierna derecha y se trasladó a la izquierda”.
Con una firmeza pocas veces vista, por su corta edad, Candela explica que un día ingresó al médico por un simple chequeo y quedó internada casi un mes completo: “Cuando fui al médico entré y no salí más. Yo tenía las arterias como una persona fumadora de 70 años y me tuvieron casi un mes internada. El 4 de mayo me apuraron la pierna y el 11 me pasó lo mismo con la otra pierna”.
De acuerdo a lo expresado por Candela, lo más duro se dio en la segunda operación, ya que, como dice el dicho de “creer o reventar”, estuvo por varias horas en un estado cercano a la muerte: “En un momento era cada 12 horas una operación y se me explotó la herida, perdí mucha sangre y pensé que me moría. Estuve muerta 4 o 5 horas. Soñaba que estaba apoyada en un árbol y había mucho pasto, era el paraíso. Yo escuchaba y veía toda la situación”.
A pesar de que los médicos no pueden darle una explicación científica sobre lo ocurrido, Candela Copa asegura que nunca se había sentido tanto alivio como durante ese momento: “El doctor que me salvó confirmó que yo estuve muerta. Creo firmemente que estuve en el cielo, nunca me sentí tan tranquila como en ese lugar”.
Si la ciencia no puede darnos una respuesta, la producción de “No culpes a la noche” se puso en contacto con el padre Abel Alfaro, asesor de la pastoral de comunicaciones, para abordar este tema desde un plano más religioso: “Este tipo de hechos no hay que abordarlos desde la ciencia. Hay una misión para todas las personas. Ella tuvo una experiencia de Dios, una manera de vivenciar la vida de otra forma”.
La historia de Candela Copa es un ejemplo de superación y ella la entiende así, por eso quiso aprovechar la exposición para aconsejar a la sociedad sobre lo difícil que puede ser movilizarse, entre otras cosas, en una provincia que no está preparada del todo: “En silla de ruedas es complicado, las veredas están destruidas. Los micros no tienen rampa, los supermercados tampoco. Se me hace más fácil ir caminando, si un día no quiero ponerme las prótesis no lo puedo hacer”.
Por su parte, Belén Lombardi, coordinadora de “Red inclusión”, apoyó las palabras de Candela y dio detalles de cómo debería ser la sociedad para mejorar: “Hay que ir hacia un diseño universal, de todos los ámbitos y productos. Nosotros asesoramos a entes públicos y privados. Trabajamos con más de 60 organizaciones para poder construir una sociedad inclusiva”.
Lejos de quedar ahí, Bélen Lombardi envió un mensaje de aliento a las personas y felicitó a Candela Copa por la valentía de contar su historia: “La sociedad va a cambiar, pero es un proceso lento y largo. Lo positivo es que cada vez somos más los que estamos trabajando para esto. Lo de ella (Cande) es una historia de superación y se ha convertido en un ejemplo”.