El impactante episodio tuvo lugar en una calle de Beijing, en China, cuando una abuela con su nieto de dos años cruzaban la calle. De pronto, éste le dijo que tenía ganas de orinar, pero en vez de llevarlo a un baño, lo dejó hacerlo allí y desencadenó una tragedia.
Cuando el pequeño manifestó la intención de orinar, la mujer le bajo los pantalones y le hizo usar la senda peatonal como baño; a la vista de varios peatones y automovilistas sorprendidos ante la situación.
Para ayudar a su nieto, la abuela se agachó. Entonces, pasó desapercibida para una conductora distraída, que dobló como si no hubiera nadie a su paso y los arrolló.
La automovilista se desesperó al darse cuenta de lo que había hecho, pero era ya demasiado tarde. Ambas víctimas fueron trasladadas en grave estado a un hospital cercano, donde murieron horas más tarde.