No hay como la lavanda. Con su color y aroma que perfuma el espacio, es una planta ideal para tener en nuestro jardín.
Ya sea en tierra o en maceta, podemos cultivar lavanda en casa y disfrutar de todos sus beneficios, entre los que están: favorece el sueño, atrae mariposas y algo clave en verano ahuyenta mosquitos.
La mejor época para plantar las lavandas es a principios del otoño y la primavera, cuando las temperaturas son más templadas, así que estamos a tiempo de hacerlo.
La gran ventaja es que se puede reproducir fácilmente a través de esquejes cultivados en agua. Te traemos este truco casero de cómo hacerlo en simples pasos y lograr tener cientos de flores en pocos días.
Reproducir una planta de lavanda en agua es la forma más fácil y rápida.
Primero desinfectamos las tijeras y todos los materiales que vayamos a utilizar para evitar que los esquejes se infecten en el proceso.
Seleccionanos las ramas más leñosas, con ramas secundarias, de la planta de lavanda.
Una vez que tengamos las ramas seleccionadas, cortamos cada una de manera diagonal asegurándonos que tengan 20 cm de largo aproximadamente.
Le sacamos todas las hojas, restos de ramas y brotes al tallo antes de ponerlo en agua.
Llenamos varios recipientes con agua y colocamos un esqueje en cada uno (tratá de que el agua los cubra hasta la mitad).
Dejamos los esquejes en el agua alrededor de 4 a 6 semanas para que crezcan las raíces.
Pasado ese tiempo, plantamos los esquejes en una maceta.
Es impirtante que la tierra tenga nutrientes, mantenerla húmeda y que cuente con un buen drenaje para que la lavanda empiece a brotar.
Cuando veamos que la lavanda comienza a tener los primeros brotes, ya podemos llevarla al sol para que siga desarrollándose correctamente.