Ser alcanzado por un rayo no es algo usual: cualquier persona del mundo tiene 1 posibilidad en 300 mil de ser alcanzada por una descarga eléctrica del cielo.
Pero los pocos “privilegiados” que han sobrevivido a esa llevan el recuerdo en su piel: los rayos les han dejado tatuajes (en el mejor de los casos) o cicatrices que los acompañarán durante el resto de tu vida.
En algunos casos, se trata de marcas internas que muestran cómo la electricidad atravesó los cuerpos. En otros, el rayo dejó importantes cicatrices que modificaron la textura normal de la piel.
Incluso, el mismo tipo de marcas puede apreciarse en sitios como campos de golf o prados que dejan ver las marcas en el césped.