“Gracias a mí tenés este trabajo”, “no te olvides que conseguiste el cargo porque yo te sugerí”, “La verdad, muy bueno lo que lográs, quién iba a decir que lo conseguirías cuando me pediste ayuda”. Estas y otras certeras “frases balazos”, suelen pulular en la boca de muchos que consideran, que si hacen un favor a alguien, la otra persona debería actuar con abnegación diaria hacia sus vidas.
Claro está que el agradecimiento es cualidad sin igual, que con nobleza podemos transmitir y hasta “devolver” con algún favor hacia quien nos ayudó de manera sincera y amorosa. ¿Pero qué pasa cuando otro nos hace sentir en perpetua “deuda”?
Como bien sintetiza la psicóloga Beatriz Goldberg: “ser agradecido es fundamental en la vida, porque es reconocer esa mano que alguien nos dio en un momento especial y único. Sin embargo, la persona que logra mantener esa oportunidad tiene un mérito propio ya que, si bien alguien le abrió la ‘puerta’, si no hay trabajo ni talento nada se mantiene porque sí. Ser agradecido no es estar en deuda".
-¿Cómo evitamos el chantaje emocional?
Este punto es muy importante ya que, si veo que una persona que me ayudó desinteresadamente me recuerda a cada instante que gracias a ella, supuestamente “yo soy o tengo algo”. Eso no es así, y mantener una actitud de sumisión o disvalor por el otro, lo único que genera es un chantaje. Poder ser agradecidos pero claros en este sentido es fundamental. Cuando eso se siente en un vínculo de dependencia en un vínculo laboral, de amistad o de pareja hay que escucharse, y dejarlo en claro.
Según apunta El término ‘chantaje emocional’ fue enunciado por la psicóloga Susan Forward para referirse a un conjunto de comportamientos dirigidos a manipular a otra persona desencadenando en ella miedo, obligación y culpa, principalmente. Este complejo de sentimientos generados en la víctima se denomina FOG por sus siglas en inglés (Fear, Obligation, Guilty) y, casualmente, en inglés ‘fog’ significa niebla, una acertada comparativa que describe la confusión emocional y de pensamientos que padece la víctima hacia su chantajista emocional.
Todos los chantajes no son iguales ni tienen el mismo objetivo. En algunos casos la manipulación es casi inofensiva pero en otros casos puede provocar daños profundos a nivel psicológico. De hecho, cuando la manipulación se extiende a lo largo del tiempo causa profundas heridas emocionales en la persona que la sufre. Por eso, es importante detectar a tiempo al chantajista.
1.Su exigencia es desmesurada. Los chantajistas siempre tienen una exigencia, que generalmente va en contra de nuestras necesidades y deseos. De hecho, no importa cuántas veces hayamos cedido a sus demandas, no se darán por satisfechos y ni siquiera recordarán lo que hemos sacrificado por ellos en el pasado, siempre querrán más.
2. Oponen una gran resistencia. El chantajista casi nunca da su brazo a torcer, se mantiene firme y da batalla si pensamos de manera diferente. Si no acatamos sus deseos mostrará su enojo o decepción de la peor manera, haciendo que nos sintamos mal. Puede llorar, discutir, reclamar o gritar, cualquier estrategia es buena para “convencer”. El manipulador simplemente no acepta las cosas si no le agradan.
3.Tergiversan las palabras. Es un especialista tergiversando las palabras porque no está dispuesto a asumir su responsabilidad. Si intentamos reclamar nuestros derechos, inmediatamente asumirá el rol de víctima o nos recordará todo lo que ha hecho por nosotros. Así, lo que era un simple reclamo de un derecho fundamental se convierte en una “evidencia” de lo mala persona que somos.
4. Amenazan continuamente. No siempre se trata de amenazas directas, en muchos casos son amenazas disfrazadas. Por ejemplo, un manipulador puede exagerar las consecuencias de una decisión equivocada, puede amenazar con el dolor y el sufrimiento que sentirá por esa decisión o incluso decir que es mejor romper la relación, aunque realmente no pretende hacerlo.
5. Subestiman los problemas de los demás. Al manipulador no le interesan los problemas de su víctima, podemos llevar sobre nuestros hombros un peso enorme pero el chantajista hará caso omiso e intentará desviar la atención hacia sus supuestos problemas. En este tipo de relación, la víctima está obligada a soportar los problemas de ambos, y si no lo hace es tachada de egoísta e insensible.
6. Conocen los puntos débiles y no dudan en tocarlos. El chantajista es un hábil lector emocional, conoce perfectamente los puntos débiles de su víctima y no duda en tocarlos cada vez que sea necesario.De hecho, esta persona no se caracteriza precisamente por su empatía, si sabe que su víctima tiene un gran sentido del deber o que se siente desprotegida, recurrirá a estas “debilidades” para manipularla.
7. Actúan con prepotencia y rigidez. La mayoría de los manipuladores quieren dominar la conversación, siempre quieren tener razón y se molestan cuando les aconsejan o les llevan la contraria porque consideran que se trata de un insulto a su inteligencia. Su objetivo es anular la opinión del otro, para que la suya prevalezca.
8. Cambian de humor con extrema facilidad. Los manipuladores cambian de humor con gran rapidez. Un momento pueden mostrarse felices y satisfechos pero al momento siguiente, si la víctima se resiste, pueden transformarse y comenzar a llorar, enfadarse o gritar.
¿Cómo evitar que una persona confunda nuestra gratitud, con un deber hacía ella?
"Es muy común que suceda. Que alguien se aproveche de la genuina gratitud de alguien. Se podría entender como chantaje, es decir, por ejemplo, si yo le salvo la vida a alguien o le donó un riñón y de ahí me agarro para que sea mi esclavo; implica que mi acto no fue noble. Hay dos tipos de regalos, los que sirven para agradecer algo honestamente, o los que se usan para enganchar a la gente y aprovecharse de ella", concluyó la profesional.
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