Padres frustrados, hijos espejo

Padres frustrados, hijos espejo

Desde el amor más grande del mundo también pueden cometerse errores, al generar en los más chicos sueños que no les son propios. Claves para entender y analizar el fenómeno.

Hay una emoción que es terriblemente incómoda y desagradable pero que, a pesar de todo, es muy común tanto en niños como en adultos. La frustración de los padres surge cuando estos depositan expectativas excesivas en los niños. Y las principales consecuencias de ello es que sus hijos no son felices y tiene una mala autoestima. Pero, ¿cuándo nos convertimos en padres o madres frustrados?

Como bien destaca la psicóloga Vanesa Elías “antres que nada hay que entender que hay diferentes modos de crianza, ni mejores, ni peores, solo distintos. Nadie conoce más a una criatura que la madre o padre. Sin embargo soy una defensora de los ‘no quiero’ de las infancias, de sus deseos (no caprichos) respecto a una actividad, lugar o persona. Hay que escuharlos siempre”.

-¿Qué debe imporparle al papá o mamá a la hora de la crianza?

Que sea ante todo feliz. No debe importar que el hijo sea un erudito, que tengas diez mil actividades o se destaque en lo que yo como mujer no pude cuando chica. Lo fundamental es que sea feliz coin todas las letras.

-¿Qué aconsejarías a los padres para que los hijos no carguen con sus frustraciones?

-Asumir los fracasos, lo primero que debemos hacer es ser conscientes de ellos. La comunicación con la pareja y con los hijos garantiza el medio ideal para expresar lo que queremos de ellos y lo que ellos realmente quieren.

-Nuestros gustos y los suyos. Normalmente, queremos transmitir a nuestros hijos las aficiones, gustos, profesiones… que desarrollamos. Practicar con ellos aquello que dominamos y en lo que somos expertos nos proporciona seguridad. Pero no siempre tienen que gustarles nuestras habilidades.

-Escuchar con el oído y con la vista. Nuestros hijos no quieren defraudarnos y por eso suelen realizan actividades que no les gustan. Si verbalizan ese disgusto, debemos escucharles. Puede ser que sin pronunciar palabra, con sus escusas, su apatía, su desgano… es decir, con su cuerpo, nos estén diciendo mucho. Anotar en un papel las actividades de tus hijos y el día de la semana, y a qué hora les duele la cabeza o la panza. ¿No te parece raro que siempre coincidan con las clases de piano?

-Compartir aficiones. Intentar buscar la manera de hacer lo que les guste a ambos. Compartir aficiones creará un lazo afectivo y un medio de comunicación que te servirá como medio para conocer sus necesidades, gustos, miedos, preocupaciones

-Una agenda demasiado apretada, alerta. Preparar un horario semanal con las actividades que realiza tu hijo. Ahora, sumá las horas libres que le quedan: ¿sorprendidos? Son niños y, por mucho que mires por su futuro, si no tienen tiempo para jugar o hacer vida social y familiar les faltarà algo muy importante en su vida.

-Chantaje emocional: “Si no vas a clase de tenis, mamá se pondrá muy triste…”. Se supone que la actividad elegida no debe condicionar al chico, que por temor a que le pase algo a su madre/padre termine haciendo lo que no desea.

Consejos para padres y madres

1. Menos perfecto pero más feliz
Hay algunos padres que depositan en los hijos una alta expectativa y para lograrlo muchas veces ponen en los hombros grandes exigencias, perdiendo de vista que lo más importante es que sean felices. Lo más importante no es que logren determinados objetivos, sino que alcancen la felicidad. Desde la neurociencia se sabe que un niño feliz logra incorporar aprendizajes de mejor calidad que un niño estresado y sobreexigido.

2. Mezclar exigencias y afecto
Las habilidades sociomocionales se aprenden desde pequeños y se aprende imitando conductas, por lo tanto, es importante que detrás de la exigencia este siempre el afecto de los padres. Cuando los hijos no cumplen sus objetivos, lo primero es la contención emocional. Luego habrá tiempo para conversar sobre lo que se hizo mal, pero lo primero siempre es que los hijos se sientan profundamente queridos por sus padres en las derrotas. Entonces tendremos a niños con habilidades socio afectivas que logren regular sus emociones, habilidad que entregara herramientas tan necesarias como la resiliencia.

3. Lograr el autoconocimiento
Es imprescindible entregar un espacio en donde cada niño pueda conocerse, respetarse y quererse. Para que ello ocurra se deberá poner, en primer lugar, más lo que él quiere que lo que los demás esperan de él. Fomentar sus intereses y ayudarlo a conducir de mejor manera sus limitaciones. Los padres que solo dan órdenes, y que juzgan el desempeño de sus hijos por lo que hacen y no por quienes son, perjudican el desarrollo de la autoestima positiva, quizá sin darse cuenta; razón por la cual es importante siempre captar que los hijos tienen una identidad propia y distinta de los deseos de los padres.

4. Sacar lo mejor de nuestros hijos
Finalmente la invitación es a la celebración y no la amargura por las diferencias de los hijos. Esto es un desafío constante para quienes somos padres, pero así debe ser el relato: en vez de ir buscando la perfección, tengamos en cuenta los detalles. No vaya a ser que podamos tropezar como James Thornhill y perdernos sobre lo más esencial de nuestros hijos.

La profesional dialogó con el equipo de Cada Día, mirá la nota