Atrofia Vaginal: ¿Qué ves cuando te ves?

Atrofia Vaginal: ¿Qué ves cuando te ves?

Por diversos motivos y sobre todo el paso del tiempo, llega una etapa en la que la vagina puede tener disparadores que modifiquen la calidad de vida y relaciones. La buena noticia es que hay prevención y tratamiento.

A medida que avanzamos en edad, la producción de colágeno y elastina en el cuerpo va a ir disminuyendo, y eso no deja afuera a la zona ginecológica. Esto hace que, junto con la disminución de producción de estrógenos, las paredes vaginales comiencen a verse más finas, deshidratadas y vulnerables a los traumatismos, infecciones y aparece el dolor en las relaciones sexuales. Y aunque comúnmente se le conoce como atrofia vaginal, el término médico es síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) porque incluye cambios tanto en los genitales como en la uretra y la vejiga. Además, se produce con mayor frecuencia durante este periodo de la vida de la mujer.

Sin embargo, y vale destacar este grupo de hormonas está presente en ambos sexos y son importantes para la salud del corazón, huesos y cerebros, además de un factor clave en la salud reproductiva femenina. Es con los cambios de la menopausia cuando desciende su número. Pero no sólo en ese momento.

“El estrés también puede ser un factor importante a tener en cuenta, porque este “afecta a las hormonas y al funcionamiento normal del ciclo. También puede haber una caída de estrógenos durante la lactancia, en la toma de anticonceptivos y en pacientes que han tenido algún tipo de cáncer ginecológico u otro tumor con tratamientos que afecten a la caída de estrógenos. Pero en la menopausia va a ocurrir siempre… Nos va a llegar a todas, es fisiológico”, explican los profesionales médicos.

– ¿Cómo renovar esta zona?

Según explicó la médica ginecóloga Pilar Poggi (Medvital) “el láser ginecológico es una herramienta con la que contamos para este tema para tratar la atrofia vaginal de manera no hormonal. Actúa mediante el calor aplicado a la mucosa vaginal y vulvar, estimulando la síntesis de colágeno y elastina”.

– ¿Cuántas veces debería realizárselo la persona?

Lo ideal es hacer tres sesiones anuales separadas por lo menos por un mes para darle tiempo a la mucosa a regenerarse. Hay que entender que lo que hace el láser es generar una quemadura controlada de la zona ginecológica, para así buscar su regeneración y la consiguiente producción de elastina y colágeno.

– ¿Cómo se hace el procedimiento?

La paciente llega al consultorio, se coloca anestesia para que no sienta ningún tipo de molestia, y luego pasamos a aplicar el láser ginecológico. Se realiza en un tiempo que va de 40 minutos a una hora. La paciente puede retomar actividades normales luego de salir del consultorio.

 – ¿Cuándo consultar?

 Si bien a partir de los 30 años es lo ideal, hay síntomas que hacen que la paciente consulte antes. Por ejemplo, una incontinencia de orina de esfuerzo leve, casos de obesidad, trabajo de parto o cuestiones genéticas, así como también ardor, resequedad o ardor o sangrado en relaciones sexuales.

– ¿Qué consejo es fundamental tener en cuenta en este sentido?

El consejo es que la persona no espere a la aparición de los síntomas, sino que, a partir de los 30 años, piense en hacer una consulta sin prejuicios para, si el profesional lo considera necesario realizar sesiones de láser ginecológico, para llegar mejor al climaterio y no enfrentar todos los síntomas juntos. Esto implica más calidad de vida, y desarrollo personal.