Que no te engañen: aprendé a detectar a un mentiroso

(Por Eva Rodríguez) 

Los seres humanos decimos entre 2 y 200 mentiras por día, este último número corresponde a las minorías. Sin embargo, nadie nace con habilidades especiales perceptivas para detectar las mentiras.

 ¿Por qué mentimos?

 Desde un punto de vista psicológico, se puede decir que los seres humanos mentimos principalmente para diseñar una mejor imagen de quienes somos. La mentira es un intento por acortar la brecha que hay entre nuestros deseos y fantasías sobre quienes quisiéramos ser y quienes realmente somos.

 Hay que tener en cuenta que lo que comúnmente llamamos “mentiras blancas o piadosas” siguen siendo mentiras.

 Entonces, ¿cómo se explica que en una sociedad que pregona la transparencia y la honestidad siga existiendo esta práctica? Aquí van dos verdades sobre las mentiras:

•  Estamos en contra de las mentiras, pero secretamente las alimentamos. Somos profundamente ambiguos sobre la verdad. La promovemos, pero no la aceptamos. Mentir es parte de nuestra especie, la ciencia demuestra que mientras más evolucionada es la especie, más proclive será a faltar a la verdad. 

• La mentira es un acto cooperativo. Por sí sola no tiene ningún poder, éste aparece cuando alguien está dispuesto a creerla. Esta es una verdad difícil. Si en algún punto te mintieron es porque aceptaste ser engañado. No todas las mentiras son dañinas, a veces estamos dispuestos a participar en el engaño y lo hacemos para sostener nuestros vínculos sociales y no generar roces, o evitar el malestar.

 Signos de las mentiras  

 Normalmente, convivimos con mentiras que realizan las personas que nos y suelen ser inofensivas y no pretenden lastimarnos de forma directa o intencionada. Pero igualmente, para detectarlas es interesante que estés atento a:

 En el discurso de la persona:

 Poca auto mención o auto referencia en el discurso. Cuando un mentiroso está mintiendo hace menos hincapié en sí mismo. Habla más sobre otros, utiliza más la tercera persona para distanciarse y desasociarse de su mentira. Por ejemplo: “No tengo idea dónde podría estar. Tal vez lo movió alguien de la oficina de al lado”.

 Lenguaje negativo. Los mentirosos tienen un tono negativo porque en un plano subconsciente sienten culpa por su acto. Por ejemplo: “No me costó caro, estaba de oferta, realmente no es gran cosa” o “Me voy a tomar el día porque me siento terrible, creo que estoy enferma”.

 Explicaciones sencillas. Los mentirosos construyen sus mentiras con explicaciones sencillas y posibles, no se involucran con análisis sobre que podría haber sucedido ni profundizar demasiado porque su mente está luchando por sostener la coherencia de una fantasía. Por ejemplo: “Estoy en una reunión”, “No escuché el celular” o “Llego tarde, hay mucho tráfico”.

 Oraciones cargadas y complejas. La estructura de la mentira es simple pero el mentiroso trata de adornarla usando palabras pomposas y floridas, innecesarias.

 En el lenguaje físico de la persona:

 Es muy ineficaz el estudio del lenguaje corporal para detectar mentiras. Los resultados de miles de investigaciones son todos contradictorios e imposibilitan generalizar.

 Los malos mentirosos tienden a mirar hacia otro lado mientras hablan y los buenos mentirosos compensan mirando de forma fija a los ojos mientras lo hacen.

 Las micro expresiones son gestos mínimos, duran una fracción de segundo y son inconscientes. La rigidez del torso, signos evidentes como nerviosismo, tics, temblor en la voz, sudoración, son delatores de que la persona está mintiendo.

 No olvidar el contexto y la probabilidad: tu mejor elemento para detectar una mentira es conocer a la persona, conocer su contexto y analizar las probabilidades de que eso ocurriera realmente.

 Buscar las inconsistencias: si alguien te cuenta una historia y luego la distorsiona es una señal de alerta. O si su versión es incongruente con lo que vos sabes que sucedió. 

 Sin embargo, estos comportamientos no son prueba de ningún engaño. Son solo una bandera roja que indica un posible riesgo de mentira. Somos seres humanos, vivos y hacemos todo tipo de gestos. 

¿Cómo funciona la mente de un buen mentiroso?

 Los buenos mentirosos creen sus propias mentiras, generan un autoengaño. Además, son más agudos cuando necesitan que sus falsas versiones sean creídas (ambos, elementos claves en el narcisismo)

 La práctica de mentir ayuda a volverse un experto en la materia. Las personas que habitualmente lo hacen llegan a un punto en el que no se dan cuenta que lo están haciendo (esta es una característica de la psicopatía, mentir sin razón, solo por la práctica de la mentira).

Los buenos mentirosos repiten y repiten su versión una y otra vez para practicar la narrativa y la forma en la que cuentan la historia, no la están inventando porque en sus cabezas llegaron a diseñar imágenes de lo que “sucedió”. Incluso, pueden hasta mostrar sentimientos mientras hablan. Si está mintiendo sobre una historia triste, puede ser que lloren.

 Conclusión:

 Hoy por hoy vivimos en un mundo post-verdad, sobre adaptado a una “verdad” muy mentirosa. Con las redes sociales e internet funcionando 24hs y ventanas abiertas a las vidas de muchas personas, pero ojo, solo a los pedazos que “quieren mostrar”.

  A través de las pantallas no podemos conectar con los valores más importantes de la especie humana, la integridad, la bondad, generosidad, honestidad. Eso será siempre lo que importe y solo podremos vivenciarlo cara a cara.

 En lugar de enfocarnos en si alguien está mintiendo o no sería mucho más provechoso que nos enfoquemos en nuestra propia honestidad y en decir la verdad a nosotros mismos, primero, y luego a nuestro entorno, Eso será una declaración de valores fuertes que seguramente propagará la verdad.