Una minería con propósito: cadenas de valor, educación y sostenibilidad desde Mendoza

Una minería con propósito: cadenas de valor, educación y sostenibilidad desde Mendoza

#Protagonistas

El desarrollo de una minería sostenible no se define únicamente por su compromiso ambiental. También se reconoce por su capacidad de generar valor económico, social y territorial duradero. En este sentido, Mendoza avanza con una visión integral: fortalecer la cadena de valor minera, consolidar un ecosistema educativo y tecnológico, y promover un modelo de desarrollo productivo con raíces locales y estándares internacionales.

La minería moderna exige mucho más que producir minerales. Involucra un entramado complejo de actores que participan en cada fase del proyecto: desde la exploración hasta la remediación, pasando por proveedores de bienes, servicios técnicos, profesionales, logística, energía, formación y tecnología.

Según el informe “Pilares para una minería sostenible y responsable en Mendoza” (Gobierno de Mendoza, 2024), la provincia cuenta con cerca de 500 prospectos mineros identificados y un potencial geológico que la posiciona entre las más prometedoras del país. Sin embargo, ese potencial solo se traduce en desarrollo si está acompañado de una cadena de valor sólida, diversificada y territorialmente integrada.

Mendoza trabaja para fortalecer este entramado productivo, promoviendo la incorporación de pymes, cooperativas y emprendedores locales. La premisa es clara: que los beneficios de la minería no se concentren, sino que se derramen en todo el territorio provincial, generando empleo formal, innovación y valor agregado en origen.

Este enfoque está alineado con el documento “Desarrollo económico, política industrial y productiva” (Ministerio de Economía de la Nación, 2023), que identifica a la mineríacomo un sector estratégico para diversificar exportaciones, generar empleo calificado y fomentar capacidades tecnológicas desde lo local.

Capital humano: protagonistas del desarrollo

Un modelo sostenible de minería tiene en el centro a las personas. La formación técnica, la capacitación docente y el impulso a las vocaciones tempranas son fundamentales para que la comunidad pueda participar activamente del desarrollo.

En 2025, Mendoza firmó un Memorándum de Entendimiento con Curtin University (Australia), una de las principales instituciones en minería a nivel global. Este acuerdo impulsa programas conjuntos de formación, transferencia tecnológica y cooperación científica, consolidando una formación profesional con estándares internacionales.

Al mismo tiempo, se fortalecen instituciones educativas locales como el INSUTEC (que ofrece la Tecnicatura Superior en Minería), el ISTEEC en Uspallata y otros institutos de formación técnica y docente. La Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) también suma valor con su Programa de Estudios Mineros, que articula con el Instituto Nacional del Agua (INA) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Además, la Dirección General de Escuelas (DGE) ha lanzado la segunda cohorte de la formación docente “nuestro suelo, maravillas minerales”, dirigida a maestros y profesores de todos los niveles. Esta iniciativa, realizada junto a la Dirección de Minería y con el respaldo del Ministerio de Energía y Ambiente, busca integrar contenidos de geología, suelos y minerales en el sistema educativo, despertando vocaciones tempranas y conciencia ambiental.

Escuelas técnicas como Capitán José Daniel Vázquez y Químicos Argentinos ya participan del ecosistema minero mediante convenios de pasantías, integrando a los jóvenes en experiencias reales de formación en territorio.

Minería como motor de inclusión territorial

La minería, cuando se planifica estratégicamente, puede actuar como motor de diversificación productiva, dinamización económica e integración territorial. A nivel nacional, según estimaciones del CEU-UIA, por cada empleo formal directo en  minería se genera más de un empleo formal indirecto en el primer anillo de proveedores. Este efecto multiplicador impacta especialmente en sectores como la metalmecánica, la construcción, los servicios logísticos y profesionales. Mendoza busca replicar este modelo con identidad propia: apuntando al desarrollo local, cuidando el ambiente y generando confianza social.

Los impactos positivos no solo se reflejan en cifras, sino también en mejoras tangibles: mayor acceso a infraestructura, conectividad, servicios básicos, educación técnica y bienes durables en las zonas donde se desarrollan los proyectos.

Un modelo con raíces locales y mirada global

El caso de Mendoza demuestra que es posible construir una minería que deje huella positiva: que genere riqueza cuidando el ambiente, promueva el conocimiento, fortalezca las cadenas productivas y contribuya al bienestar de las comunidades.

Este enfoque no solo potencia el presente, sino que siembra el futuro. Y en Mendoza, ese futuro ya está en marcha.