A pesar de que no es un tema del que se hable mucho, todos en algún momento de nuestra vida lo hicimos. Aunque orinar en la ducha mientras uno se baña, resulta para algunos una práctica desagradable y fuera de lugar.
Sin embargo, hacerlo puede resultar muy beneficioso para el medio ambiente y también para la salud de quienes padecen algún tipo de afección.
Según datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos, se gasta al menos 5 litros de agua cada vez que se aprieta el botón del inodoro, por lo que sería de gran aporte aprovechar el momento en que uno se ducha para orinar.
En esta sintonía, lo cierto es que se ahorra papel y según la Universidad de Anglia del Este, en Inglaterra, que 15.000 personas orinaran en la ducha, serviría para llenar 26 piletas olímpicas.
Pero sumado a los beneficios “ecológicos”, esta práctica ayuda a curar infecciones y hasta actúa como desinfectante en raspaduras y heridas.
Del mismo modo, la orina resulta buena para cuidar la piel, ya que previene la aparición de hongos y hasta genera suavidad y evita la resequedad en la piel.
Una de las principales exponentes de esta corrientes es la reconocida modelo brasileña Gisele Bündchen, quien hace varios años explicó que bastaría con que 18 personas hagan lo mismo que ella para poder ahorrar así hasta 83.220 litros de agua al año.
Pero orinar mientras uno se ducha no es la única propuesta controvertida. La orinoterapia, también conocida como urinoterapia, es una práctica que consiste en beber la propia orina con la justificación de que otorga beneficios para la salud.
Quienes siguen esta terapia, consideran que la orina es una sustancia natural, libre de tóxicos, que ayuda a prevenir infecciones bacterianas, infecciones virales, alergias, caída del cabello y hasta evita problemas en la piel.
¿Vos qué pensás? ¿Tenés alguno de estos hábitos?