Un tribunal de Estados Unidos determinó que un matrimonio deberá cortarle las cuerdas vocales a sus perros luego de una denuncia de sus vecinos por ruidos molestos.
Todo comenzó en 2002 cuando Karen Szewc y John Updegraffcomenzaron a criar cachorros en su chacra de Portland, Oregon. Los vecinos de la pareja, Debra y Dale Kerin, se cansaron de los ladridos de los animales y decidieron hacer una denuncia ante la Justicia.
"Los perros ladraban incansablemente durante largos períodos de tiempo mientras los acusados no estaban en su casa", declararon los demandantes. Luego de un largo proceso judicial, se le pidió a los dueños de los perros que trasladen a los perros a un sector de su propiedad en el que los ladridos "no molesten".
A pesar de esa disposición, en 2012 los vecinos volvieron a presentar otra demanda alegando que las medidas que se habían tomado eran insuficientes. En ese entonces, el matrimonio tenía seis mastines.
El dueño de los perros, con motivo de las denuncias, explicó que no le parecía una medida justa ya que su perro se encontraba en una granja trabajando para cuidar a las ovejas y que en dichos espacios las ordenanzas eran diferentes.
Szewc indicó que tenía a los perros "para proteger a las ovejas" y que los animales eran "sus empleados". En 2015, un jurado ordenó a Szewc y Updegraff que pagaran 238.000 dólares por daños y, después de que el dueño apelara sobre la condición de sus perros, el último miércoles un Tribunal de jueces determinó que había que cortar las cuerdas vocales a los perros, una decisión muy polémica que veterinarios y organizaciones de defensa de animales rechazaron.
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