Familia y Crianza

Niños y mal comportamiento: ¿Qué hay detrás de estas conductas?

Muchos padres y madres consultan acerca de qué hacer con las maneras erráticas de comportarse de sus hijos. Sin embargo, hacer foco en qué las puede estar generando puede ser el principio de la solución.

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Redacción ElNueve.com
9 de marzo de 2022 | 20:50

Muchas veces hacerse preguntas acerca de cualquier problema que nos aqueje puede darnos luz sobre aquello que no estamos viendo en realidad. Y es allí mismo en donde podemos llegar a desanudar lo que no comprendemos. Es el caso de la mala conducta que muchos niños tienen en la escuela, pero no en casa, y viceversa. Es allí justo el momento de realizarnos preguntas como adultos: ¿Qué esconden las conductas inadecuadas del chico? ¿Qué necesita? ¿Cómo puedo ayudarlo?

Como apuntan muchos especialistas y psicólogos infantiles “detrás de un mal comportamiento, existe una necesidad que hay que tratar y cubrir. Los niños y adolescentes no saben aún muchas veces cómo gestionar, controlar, identificar, integrar y escuchar sus emociones. Hay una emocionalidad en ese momento que los desborda y no saben manejarla. Por este motivo, pueden surgir los comportamientos que nosotros como adultos consideramos ‘poco apropiados’”.

Actuar como adultos, y no como un par

Aunque en el momento no entendamos la causa que aqueja la conducta en la escuela o el hogar de nuestro hijo/a, es necesario e imperioso que la paciencia sea parte de nuestra herramienta. Enojarnos ante el enojo, fastidio o indiferencia de un niño o adolescente sólo desnuda nuestra incapacidad adulta de hacernos cargo del tema de forma adecuada. Y lo peor de todo no poder dilucidar qué esconde ese emergente, para poder ayudar a los chicos.

De acuerdo a los especialistas “un mal comportamiento es la conducta visible del malestar que siente el niño en ese momento. Los chicos y adolescentes pueden actuar en ciertos momentos de manera automática e impulsiva, no ven más allá de lo inmediato, por lo tanto, no son conscientes del efecto de su conducta ni de las consecuencias a corto y a largo plazo”.

Según argumenta la psicopedagoga Mónica Coronado, “cuando el niño es pequeño necesita la ‘atención’ del entorno para saber que existe. Hace algo y mira a ver si lo están mirando, o demanda la atención con palabras, gestos o hasta tomando a mamá o papá de su rostro mientras le pide ‘mirá’. Hay que entender que la necesidad de atención es parte del desarrollo de un niño. La escuela al ser un lugar numeroso en donde el niño o niña es uno más, cambia las reglas del juego. Entonces si el niño en la casa demanda atención y la tiene, pero en la escuela no, quizá en algunos casos hacerse notar con su comportamiento es la causa del mismo. Pero no todo responde a una causa sencilla, hay que bucear en las razones que lo hacen sentir enojado, triste, o hasta irascible”.

- ¿Cómo suelen ser esos comportamientos de los niños?

-Puede ser que el niño ataque al entorno, se retraiga y se aísle o que trate de huir de una situación. Son las reacciones emocionales típicas. Por eso cuando un chico, esas frustraciones, esa soledad, ese enojo que tiene lo convierte en mal comportamiento, es porque está sacando eso hacia afuera, pero también hay chiquitos que están sufriendo y se retraen: no hacen las tareas, no quieren participar, en el recreo están solos jugando con algo…Y eso también es una reacción, no mal comportamiento. Ese emergente también tiene que preocuparnos y ocuparnos”.

- ¿Cómo se los puede ayudar?

Es importante que escuela y hogar puedan trabajar conjuntamente sin confrontar. Si me dicen desde la escuela que la conductas o comportamientos de mi hijo, están llamando la atención porque no lo ven bien, hablar conjuntamente y poner manos a la obra de manera aunada es el principio del éxito para ayudar al niño.

Desde los papás lo primero para ayudar a los hijos es no negar la situación. Si me llaman de la escuela para hablarme del comportamiento malo, o llamativo de tu hijo, no confrontar sino prestar atención a lo que me dicen, trabajar de forma conjunta, y no tirar la pelota hacia el otro es el inicio de la solución. Si nos ponemos como negadores y nos retraemos y nos encerramos en nuestra defensa, de ‘mi hijo no es así’, no le ayudamos al niño. Si en lugar de eso tanteamos al chico, observamos lo que nos dicen de la escuela y estamos atentos, para trabajar juntos, hablando y escuchando, nos permite ayudar al chico por ambos lados, siendo funcionales y sin grieta entre la escuela y el hogar. 

Mirá la nota que el equipo de Cada Día, realizó a la psicopedagoga Mónica Coronado

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