El joven mendocino de 27 años, oriundo de Rivadavia, regresó al país luego de estar detenido en una cárcel de máxima seguridad en El Salvador. Su liberación se logró gracias a gestiones del Gobierno argentino y el abogado Miguel Ángel Pierri.
El joven mendocino Alejo Arias, de 27 años y oriundo de Rivadavia, fue recibido con emoción en el aeropuerto de Mendoza este jueves por la tarde, tras haber estado casi dos años detenido en una cárcel de máxima seguridad en El Salvador. Su regreso marca el final de una etapa dolorosa para él y su familia, que nunca dejó de luchar por su libertad.
Arias fue arrestado en 2023 mientras se encontraba en el país centroamericano por motivos laborales, y fue alojado en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una de las prisiones más estrictas del régimen de Nayib Bukele. Durante su reclusión, el joven estuvo incomunicado y sin acceso a información sobre su situación judicial.
“Fue muy difícil, pero con el apoyo de mi familia y de Dios pude salir adelante”, expresó Alejo al pisar suelo mendocino en el aeropuerto Francisco Gabrielli. “Estuve sin saber nada durante mucho tiempo, fue muy duro estar lejos de mi familia”, agregó con emoción, acompañado de sus padres, que lo esperaban con ansias desde hace semanas.
Su liberación fue posible gracias a la intervención del Gobierno argentino y la gestión del abogado Miguel Ángel Pierri, quien llevó adelante el proceso junto al Servicio Consular argentino en El Salvador. Arias arribó primero a Buenos Aires, donde se reencontró con sus padres en el aeropuerto de Ezeiza, en un abrazo cargado de emoción que puso fin a casi dos años de incertidumbre.
La familia Arias compartió ese momento con Pierri, quien destacó el trabajo de los funcionarios diplomáticos argentinos y del Cónsul General Carlos Daveggio, fundamentales para lograr el regreso del joven. Desde Buenos Aires, viajaron juntos hacia Mendoza para cerrar este capítulo de angustia.
El caso de Alejo Arias, acusado en su momento de tener vínculos con una banda delictiva de origen colombiano, fue motivo de preocupación en la comunidad mendocina. Hoy, con su regreso, se abre una nueva etapa para él y su entorno, que celebran el final de una historia marcada por el sufrimiento, pero también por la esperanza que mantenía, por ejemplo su abuelo, quien rezó día tras días para volver a ver a su nieto.