Roger y Lara Griffiths eran un matrimonio feliz, tenían sus trabajos, vivían en una modesta casa de West Yorkshire, en Inglaterra. Disfrutaban pasar tiempo juntos, hacer actividades al aire libre y cenar cerca de la estufa del hogar. Ambos eran profesionales, Roger trabajó como técnico de TI y Lara era docente.
Tuvieron lo que para algunos es "un golpe de suerte": Roger y Lara ganaron la lotería y se convirtieron en multimillonarios de la noche a la mañana. Con de más de 2 millones de euros en su cuenta (unos 1.000 millones de pesos a valor de dólar blue) se sintieron seguros para dejar sus trabajos y comenzar una nueva vida llena de lujos y grandezas.
Cambiaron sus autos por unos últimos modelos, vendieron la casa en la que vivían y compraron una mucho más grande y lujosa. Viajaron por distintas partes del mundo, entre ellos Dubai, alojándose en hoteles cinco estrellas.
Roger apostó a su sueño de formar una banda e invirtió muchísimo dinero en ese proyecto.
Sin embargo, toda esa vida se desmoronó rápidamente. Lara descubrió que Roger tenía una amante y el matrimonio de 14 años se disolvió. Luego, un incendio les consumió la vivienda y las malas decisiones financieras hicieron que quedaran en la ruina.
Ambos tuvieron que volver a sus antiguos trabajos y empezar de cero por separado. Después de algunos años lograron encaminar sus vidas, los dos hicieron pareja nuevamente, pero lejos están de ser esos millonarios que creyeron tener el mundo a sus pies.