Desde lo profesional o personal hay límites que pueden esfumarse o al menos ser ambiguos cuando de deseos se trata. Y es que, en el frenesí de la falta de tiempo, el multitasking y el apabullante ritmo diario que parece dejarnos sin tiempo (como si tuviéramos el control) los deseos, pasiones, necesidades propias parecen transformarse en un vago recuerdo. Y es que se da lugar al “deber ser” con el alto costo que eso implica. De allí, todo y nada. Todo para ese “deber ser” medido por relojes ajenos, y “nada” de lo que realmente se desea.
Las alertas para poder leer y saber lo que realmente deseamos, sin vernos involucrados en el sueño de otro son variadas, pero no siempre estamos dispuestos a verlas. Como explica la neuropsicóloga Cecilia Ortiz, “el deber ser a una altura de la vida, nos aleja cada vez más de lo que somos y queremos. Nos deja afuera de lo que deseamos”.
- ¿Y cómo se hace para volver a foja cero?
Solemos “comprar” muchas veces pre moldeadas en muchos aspectos de nuestras vidas. Nos hacen sentir que hay moldes de madres, hijos, parejas, y a nivel de carrera o profesión que “deberíamos” cumplir. Nos creemos esta historia, pero esto no es así. Acá no se trata de echar culpas a la sociedad, sino y sin miedo preguntarnos cuánto de “eso” impuesto deseo cumplir y cuándo no.
- ¿Cómo nos damos cuenta?
Con la vibración literal que cada uno de nosotros tenemos que nos dice hasta desde el cuerpo “por acá no es”. Preguntarnos si no sentimos bien con nosotros, con lo que hacemos, lo que somos…y es desde esas preguntas que las respuestas aparecen. Es la única manera de hacer efectivo el cambio.
El equipo de Cada Día estuvo con la profesional. Mirá la nota
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