Los tres andinistas que eran intensamente buscados desde la semana en el Cerro Marmolejo, en el lado chileno de la Cordillera de los Andes, fueron hallados sin vida este lunes. La triste noticia generó gran conmoción en el país entero, en general, y en Mendoza en particular. Es que uno de ellos era un reconocido y querido montañista local.
Se trata de Ignacio Lucero, de 50 años, que en 2011 sufrió un ACV y un infarto en el cerro Manaslú, a 7.400 metros de altura, en el Himalaya. Sin embargo, nada pudo alejarlo de las montañas, a lo que le dedicó su vida desde sus 13 años. Pero no lo hizo solo, lo hizo en compañía de Oro, su perro.
Oro llegó a su vida por casualidad cuando Nacho más lo necesitaba. Fue en 2013 que apareció en la puerta de su casa y se quedó con él para siempre.
En 2020 Oro murió y Nacho llevó sus restos al Aconcagua y en su lápida dice: "Perro, me levantaste de la puta mierda y me tiraste desde la cintura. Me marcaste la huella, el tiempo de las pastillas, el tiempo de hidratación, el descanso, el fin de la jornada".
Nacho estaba en pareja con María Fernanda y tenían un hijo chiquito, Salvador. Ella dijo que para el pequeño, Nacho es un "héroe de las montañas" y que siempre que el andinista salía, "lo hacía pensando en que quería volver para estar de nuevo con su hijo. No era un improvisado, todo lo contrario, era ordenado, se hacía los estudios y todo".
"A Nacho lo amaba porque era libre. Amaba que se fuera, amaba extrañarlo pero, por sobre todas las cosas, amaba verlo volar", dijo Fernanda.
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