Entrevista

La abuela Payamédica mendocina y su inspiradora historia

Inés Ferrara es a sus 66 años, un ejemplo de resiliencia. A los 16 años se quedó sin hogar y hoy se confiesa “feliz” con sus 3 hijos, 8 nietos y el encuentro con una actividad con la que alegra corazones ajenos y el propio.

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Redacción ElNueve.com
8 de abril de 2023 | 19:21

Por: Marina Correa

Cuando Inés Ferrara tenía 3 años, su mamá biológica decidió por motivos desconocidos entregarla a su hermana. Inés, terminó viviendo en la casa de una pareja ya mayor y sin hijos, que eran los empleadores de su tía, quien trabajaba con ellos como empleada doméstica. “Ese matrimonio jamás me adoptó legalmente, les decía padrino y madrina, él me adoraba y yo a él. El único estudio que pude tener fue lo que por entonces se llamaba profesorado de corte de confección. Después a mis 16 años mi madrina me echó de la casa, porque siempre me consideró no una hija, sino una criada”, la dureza de este relato es de Inés Ferrara, quien a sus 66 años, que es un ejemplo de resiliencia.

Hace solamente 5 meses Inés es Payamédica y como tal, el nombre que ella misma eligió es "Doctora Felicitas". Su sensación es que lleva mucho tiempo haciendo esta actividad, de la que dice “sacamos sonrisas a una persona que lo necesita, y también sonreímos nosotros, cuando tengo mi peluca y mi nariz de payaso, nada duele”, cuenta esta mujer que es una sobreviviente de una historia de abandono y superación.

Su duro inicio de la adolescencia

“Mi vida de muy chiquita fue hermosa, porque mi padrino me cuidaba como algo muy preciado, era su nena, siempre íbamos al Mercado Central y comprábamos fiambres, tomábamos algo en un bar céntrico. El vínculo era como el de una hija, pero cuando llegábamos a casa mi madrina era distinta. Para ella el plato de comida que me alimentaba cada día, debía ganármelo con trabajo, por eso cuando mi padrino murió en realidad terminé siendo la empleada. Creo ella se dejó influenciar mucho por sus hermanas, que le decían yo me iba a quedar con esa casa cuando ella muriera, cuando ni siquiera tenía el apellido de ellos. Desde los 8 años cuando muere mi padrino hasta los 16, mi vida en esa casa fue ser la criada y todo se volvió muy cruel. A esa edad me echaron de allí y yo misma ya sabía que no podía vivir más en esa casa”, así de cruel fue el principio de la juventud para esta mujer que hizo de su vida un ejemplo de superación.

Sin hogar, la única opción que tuvo Inés con tan solo 16 años, fue irse a vivir a la piecita que tenía su tía biológica, allí no había prácticamente espacio para ella, incluso presenció varias situaciones de violencia de género que padecía su tía. Por eso armó nuevamente su bolso, y empezó a ir de casa en casa de amigas o de familias, mientras trabajaba de empleada doméstica. “Prácticamente tenía lo puesto, no empecé el secundario porque no tenía con qué solventar ningún gasto, por tanto, mi única opción fue trabajar. Y aquí quiero detenerme, jamás me deprimí, jamás pensé porque me está pasando esto a mí, todos mis pensamientos iban a cómo hacer para salir de esa situación y progresar. Pude caer en drogas, pude caer en distintas situaciones que me hubieran conducido a otro destino, pero creo aquel amor de mi padrino me salvó, porque me hizo creer que hay gente buena y que podía encontrarla en mi mundo”, dice Inés.  

El día que conoció a su madre biológica

Cerca de los 17 años Inés tomó una decisión, quería conocer a su madre biológica. Entonces viajó al destino donde le contaron se hallaba, llegó a aquella casa de campo, con muchos hermanos y pudo verse cara a cara con esa mujer que era una desconocida para Inés. “Siempre me dijeron que me tuvo de muy chica, y que yo había nacido con un problema respiratorio, algo mentiroso porque jamás padecí nada de eso. Solo aguanté 3 días allá, ella no me abrazó, ni me preguntó nada, mis hermanos menos. Ya tenía un nuevo esposo, y hasta el día de hoy desconozco quien fue mi padre biológico. Mi sensación fue ser un sapo de otro pozo, era la frialdad absoluta. Entonces nada más tenía por hacer ahí, solo dejar ese pasado atrás y construir mi propio futuro, estaba decidida a que así sería y así fue”, dice la mujer que luego tuvo su propia familia, su propia casa, su trabajo y hoy es una madre y abuela feliz .

Los amores de su vida

Entre las tantas viviendas donde anduvo de nómade durante su adolescencia, llegó a la casa de una familia en Las Heras, estando allí consiguió trabajo en el comercio. Su tarea era andar vivienda por vivienda, ofreciendo artículos para el hogar de una empresa local, ahí conoció a quien sería el gran amor de su vida y su marido por 30 años. “Cuando lo conocí empezó otra vida para mí, conocí lo que era realmente el amor, tuve el mejor compañero del mundo. Nos acompañamos en todo, tuvimos 3 hijos maravillosos, todos profesionales hoy, arrancamos viviendo en una piecita alquilada y con sacrificio logramos nuestra casa propia. Él falleció hace 9 años a consecuencia de diabetes y antes había superado un cáncer de piel, cuando lo perdí mi mundo se derrumbó. Ni siquiera aquél abandono de chica me dolió tanto como su muerte, tuve años de terapia, no soportaba tanto dolor, me quemaba por dentro aquella pérdida”, cuenta Inés quien dice que por sus hijos y nietos salió nuevamente adelante.

"Doctora Felicitas"

A fines del año pasado, Inés miraba televisión y vio en una nota la actividad que realizaban los Payamédicos y sintió con todo su corazón que debía sumarse. “Mucha gente cree que para ser payamédico tenés que ser médico, y simplemente tenés que ser una persona con voluntad de alegrar a otras personas, desde ahí parte todo. Siempre he tenido la solidaridad a flor de piel, todo aquello de lo que carecí, quisiera que nunca le pase a nadie, me hace feliz dar y este grupo de payamédicos es todo lo bueno que una sociedad debe tener como ciudadanos. Son un grupo de personas cuyo único interés, es hacer que los seres humanos puedan sonreír y se sientan acompañados. Muchas veces llegué a un hospital y abracé a una mamá y su hijo enfermo, mi nombre de doctora Felicitas es porque fue lo más parecido que encontré a la palabra felicidad. Entonces, cuando me acerco a personas como esa mamá y ese hijo, los colores de mi peluca, mi nariz, mis movimientos los hacen verme graciosa. Por un instante desaparece la pena y aparece esa sonrisa de oreja a oreja, es tan precioso ese momento. No reemplazamos la medicina, no curamos, pero damos instantes donde todo dolor se pone en pausa y se pone play a la alegría. Yo invito a toda persona que quiera sanar a que se sume a sanar a otros, que cuando se pongan el guardapolvo, y sean un payamédico, se transformen en ese personaje que irradia linda luz. En los payamédicos encontré también una familia que se suma a la mía, y sí, en la vida he sido una sobreviviente, mi obligación es ayudar a otros a encontrar inspiración en un abrazo o una sonrisa, para ser también sobrevivientes”, concluye Inés. Antes de la despedida aclara, “por favor en la nota poné mi edad, es importante que la gente sepa que justamente no hay edad para tener nuevas vidas”.

Cómo ser un/a Payamédico

Payamédicos es una asociación civil sin fines de lucro, fundada en el año 2002, con una tarea absolutamente autogestiva y voluntaria. Realizan intervenciones escénico-terapéuticas con un abordaje a través de la payateatralidad (técnica teatral propia del payaso teatral) adaptándola al ámbito hospitalario con una ética, estética y deontología propia. Trabajan en hospitales, jardines terapéuticos, geriátricos, equinoterapia, fomentando la donación de órganos, centros de día, ámbitos urbanos y en cualquier lugar donde se necesite contribuir a la salud emocional.

Curso de capacitación payamédicos

Se encuentra actualmente abierta la posibilidad de tomar el curso en la provincia, que se dicta los días sábados en el horario de 15 a 17h. Tiene una duración de 3 meses y es dictado por el Prof. Gerardo Quiroga, formador, miembro de la comisión directiva. Lugar: Espacio ECoS, Perú 1530, casi esquina Las Heras, ciudad. Requisitos: Abierto a todo público con inicio de vacunación covid-19. Inscripciones a través del Whatsapp 261-6994628

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