La astrología nos enseña que cada fase lunar tiene un impacto diferente en nuestras vidas.
Las energías del cosmos influyen en nuestra rutina diaria, en nuestras emociones y en cómo enfrentamos los desafíos que se nos presentan.
La luna en cuarto creciente en Escorpio es un momento poderoso que nos invita a transformar lo que ya no nos sirve y a cortar de raíz aquellas ataduras que nos impiden avanzar.
En esta fase, el cosmos nos regala la oportunidad de renacer, de limpiar lo viejo para dar lugar a lo nuevo.
Si sentís que algo te está frenando, que alguna relación, situación o incluso un mal hábito te está haciendo daño, este es el momento perfecto para soltar y empezar de nuevo.
Escorpio, un signo regido por Plutón, el planeta de la transformación, tiene una energía intensa que no deja nada a medias.
Durante este cuarto creciente, esa energía se magnifica, dándonos el coraje necesario para enfrentarnos a nuestros propios demonios y liberarnos de lo que ya no nos beneficia.
No es un camino fácil, pero la recompensa es grande: la libertad emocional y el poder de ser fieles a nosotros mismos.
Tauro, tu naturaleza terca a veces te lleva a aferrarte a cosas, personas o situaciones que ya no te hacen bien.
Sin embargo, con la luna en cuarto creciente en Escorpio, es momento de que pongas un límite.
Este es el instante perfecto para que te permitas soltar lo que te pesa y abrirte a nuevas oportunidades.
No tengas miedo de dejar atrás lo conocido, porque solo así vas a poder avanzar hacia un futuro más luminoso.
Cáncer, tu corazón sensible suele cargar con emociones ajenas, y eso a veces te hace daño.
Esta luna te invita a liberar esas cargas emocionales que no te pertenecen y a cuidar más de vos mismo.
Es el momento ideal para que te concentres en tu bienestar emocional, te desprendas de relaciones tóxicas y te rodees de personas que te nutran y te apoyen en lugar de drenarte.
Escorpio, como anfitrión de esta fase lunar, la energía de transformación está a tu favor.
Este cuarto creciente es una llamada a mirar hacia adentro y soltar esos patrones autodestructivos que a veces te dominan.
Es el momento de dejar atrás viejas heridas y de permitirte renacer desde lo más profundo.
Si lográs hacerlo, te vas a sentir más fuerte y más en sintonía con tu verdadero yo.