Entrevista

El abuelo tunuyanino que hace y regala juguetes de madera

Víctor Froilán Méndez, creció jugando con latitas de sardinas, jamás tuvo un juguete comprado porque eran 10 hermanos en un humilde hogar. Ya jubilado, decidió alegrar a niños y niñas con sus creaciones y dice su mayor orgullo es que solo entregarlos como obsequio. Su historia.

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Redacción ElNueve.com
10 de septiembre de 2023 | 12:02

Por: Marina Correa

Un jeep, ese fue el único juguete comprado que Víctor Froilán Méndez vió en su niñez en su hogar. No era suyo, ese juguete fue el único regalo que la mamá y papá de Víctor, pudieron hacerle a uno de sus “privilegiados” hermanos menores, que tuvo azarosamente esa suerte. Él, que es el cuarto entre sus hermanos y hermanas, de chiquito solo se entretenía con latitas de sardina que imaginaba eran autitos que corrían gracias a sus propias manos, a gran velocidad. También tenía caballos para galopar, eran improvisados corredores con esqueleto de palos de escoba. “Mi papá era jornalero, trabajaba en la chacra y la cosecha, a mis 9 años ya estaba trabajando a su lado, plantábamos tomates, cebollas, arrancaba ajo; la mitad del día ayudaba a papá y la otra iba a la escuela, éramos 10 y se vivía al día”, le cuenta Víctor a ElNueve.com, este hombre al que sus hijos señalan como el “Gepetto” tunuyanino (el nombre del papá de “Pinocho”).

“Nací en el distrito de Villa Seca en Tunuyán y hoy vivo en Colonia Las Rosas, también en Tunuyán; el Valle de Uco siempre ha sido mi lugar, me encanta vivir aquí. Soy esencialmente un trabajador, al principio en la chacra, luego como podador, como embalador en galpones de fruta, en aserraderos, y finalmente encargado de un galpón ahí me llegó la jubilación. Junto con mi esposa Nilda Arriagada, que era costurera, pudimos comprarnos una casita que es donde vivimos actualmente y donde criamos a nuestros dos hijos, ellos sí tuvieron juguetes claro, pero a mí me quedó siempre eso de pensar en los niños sin juguetes.

Si bien el sueño de Víctor era estudiar mecánica, eso no fue posible y jamás contempló algo parecido a ser un artesano. Un oficio que, aunque no se reconoce en él, lo es en definitiva al ver las bellísimas piezas que hace con restitos de madera. “Después de jubilarme trabajé con uno de mis hermanos que tiene una carpintería, fue ahí durante ese tiempo, que al ver la madera comencé a imaginarlas con formas, un autito, un avión; fue lindo ver aquél primer juguete y entonces se volvió una pasión. Hoy tengo mi taller en el fondo de casa y siempre ciertas horas del día, están dedicadas a hacer juguetes. Mi mayor orgullo, no es crearlos, mi mayor orgullo es que jamás vendí uno, todos los obsequios, me hace muy feliz poder darle esa alegría a un niño, y mi esposa me ayuda muchísimo a que sea posible, porque hasta se ocupa de no quemar muchos los fósforos, porque serán luego los rayos de las bicicletas, por ejemplo. Ella también pinta algunos juguetitos, es hermoso transitar esta etapa de la vida con esta actividad”, relata Víctor. Él además aclara, no tiene grandes costos, ya que la madera se la da su hermano, entonces el único costo es la cola para pegar las maderitas y las pinturas o algún tornillo.

Obsequio

“Aún me acuerdo del día que con mi esposa cargamos un cajón con juguetes en el baúl del auto y nos fuimos a andar por algunos lugares aquí, no tuvimos que ir muy lejos hasta que vimos una señora caminando con sus hijitos. Comenzamos a hablar y les dije a los niños si les gustaría que les regale unos juguetes, si supieras como les brillaban esos ojitos, la alegría que sintieron. Con mi esposa estábamos más entusiasmados que los niños en dárselos, ese fue uno de los regalos más lindos que yo he tenido, que esos niños hoy tengan un recuerdo del viejito Méndez y sus juguetes”, dice con profunda ternura Víctor.

“Me considero un aficionado a la madera, solo eso, no un artesano, pero sí llevo en el alma esto de crear los juguetes. Me encanta y no los hago para la venta, solamente para los niños que lo necesitan y para entretener. Esa es mi vida hoy, construir tractores, carros, sillas, autos, aviones, carrozas de reinas, calesitas, entre mis juguetes favoritos están las coupé, en mi casa siempre hay juguetes. También para nuestro aniversario de 50 años de casados y el cumpleaños de mi esposa, los souvenirs que entregamos eran casitas para cada familia que vino, casitas de madera que yo hice y ella pintó. Es un gran símbolo la casa, el hogar, la familia. Y si lo reflexiono estos juguetes buscan conectar a los niños con la alegría, con el jugar y que se comparta ese momento entre todos”, finaliza Víctor.            

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