Psicología

Cuando la crianza sin límites amorosos convierte a los hijos en peligro

Sin límites, llevados por sus caprichos y deseos, con padres que son literalmente rehenes emocionales de sus hijos. Un mix peligroso, con consecuencias nefastas. Una guía para seguir pensando.

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Redacción ElNueve.com
30 de marzo de 2023 | 17:40

"Padres de algodón, hijos de cristal": Una característica respecto a determinados tipos de crianza para explicar el valor de los límites en este sentido.b Para retomar el tema, y si tuviéramos que hablar de características principales en este sentido, los padres de algodón se caracterizarían por centrarse de forma negativa en sus hijos, para que los mismos: no se frustren, tengan todo lo que quieran, no hagan esfuerzos, no encuentren dificultades, no tengan que tolerar un “no”, no se enfaden, no sufran, no viajen en transporte público…y Mucho más.

¿Y los hijos de cristal, qué?: se los caracterizaría como aquellos niños que se desmotivan fácilmente, no tienen tolerancia a las frustraciones, quieren todo ya, no saben transitar procesos, no están dispuestos al esfuerzo para obtener logros, no aceptan límites, creen tener derecho a todo y responsabilidad con nada, todo debe ser rápido, inmediato y gratificante…

Hay algo que los padres necesitan empezar a cambiar ya: la crianza responsable y los límites amorosos. Suena bonito, pero no es sencillo, eso es claro. ¿Cómo se logra en la práctica real?

Según explica la neuropsicóloga Cecilia Ortiz “es fundamental entender lo que implica el límite amoroso, ya que muchas veces se confunde de que “amoroso” implica no poner límites, o no decir que ‘no’. Y en realidad es al revés: desde el amor te digo que ‘no’, porque límite es contención y expresión de amor. Imaginemos un canal de cauce o acequia sin bordes, el agua se desbarataría, se desborda. El límite, como en el ejemplo ‘contiene’, es algo más que importante para empezar a generar otros tipos de conexiones”.

- ¿Podemos cambiar la manera de poner límites?

Total, y absolutamente. Nuestro cerebro es plástico y eso implica que todo el tiempo podemos desaprender y aprender.

- ¿Los padres deben explicarle a los hijos los límites? ¿Deben fundamentar el “no”?

El límite puesto desde la autoridad no se explica, se baja la decisión al chico o chica. Tanto grandes como chicos podemos modificar conductas, el cerebro es plástico.

- ¿Por qué a los padres les cuesta tanto decir “no puedo”, o “no tengo”

Porque es un adulto que él mismo no puede decirse que “no”. Se trata de escucharme como persona grande desde el “no puedo”. Por lo tanto, para poder decírselo al otro, antes que nada, debo poder escucharme como adulto y ver mis propios límites. En la adultez hay que creer y asumir hasta dónde podemos llegar. En esta época todos los padres y madres nos sentimos enjuiciados.

- ¿En qué sentido? ¿Puede revertirse esa sensación?

En el sentido de que como padres y madres estamos en tantas cosas, que necesitamos sentirnos los mejores padres del mundo y eso es imposible. Prima tanto el juicio social sobre lo que hacemos, que no sólo tenemos que ser súper trabajadores sino súper padres y madres. Y en este sentirnos “enjuiciados” es como que hacer las cosas de la mejor manera posible implica no reconocer mis falencias, en mi rol de padre o madre. Todos tenemos errores. Si no les enseñamos a los chicos que la vida no se trata de todo lo que se desea o quiere todo el tiempo, los estamos dejando solos en la crianza con todo lo que eso conlleva.

¡La profesional estuvo en Cada Día, mirá la nota!

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