“No gracias, no puedo comer tengo acidez”, “El reflujo me está matando, no sé qué hacer”. Estas y otras tantas expresiones se multiplican de manera asidua en muchas personas. Sin embargo, vale la aclaración, “reflujo y acidez” no es lo mismo, aunque no por ello resultan menos molestos.
Así lo explica el médico gastroenterólogo Guillermo Camus, quien explicó que acidez y reflujo tienden a confundirse, pero no son lo mismo. “La ‘acidez es la sensación de ardor, o de quemazón’, referido a la sensación de malestar en el epigastrio, que es la boca del estómago. En cambio, el reflujo sube del estómago hacia el esófago y genera esa sensación de quemazón o ardor retroesternal”.
- ¿Cuándo el reflujo es normal?
Si se tiene un promedio de tres veces al mes, se puede considerar algo normal. Ya sea porque se comió de más empanadas, fideos con tuco o mate por dar algunos ejemplos. Pero estamos hablando de episodios esporádicos.
- ¿En qué momento se transforma en algo anormal?
Cuando se genera alteración en el ritmo y calidad de vida o te implica tener que medicarte. En su grado más grave el reflujo gástrico genera grados de esofagitis. Uno de ellos, el más importante es una patología que es el esófago de Barret. La misma requiere un control y seguimiento muy estricto, ya que hay que controlarla.
- ¿Los protectores gástricos o prazoles que se usan para tratar estos temas, generan consecuencias a largo plazo?
La gran mayoría se comprobó que no generan efectos secundarios. Lo importante es que el paciente tenga la indicación precisa del protector gástrico y cantidad necesaria siempre controlado por su médico de cabecera.
Healthline, portal especializado en salud, señala qué alimentos incluir en la alimentación de una persona con esta enfermedad y qué alimentos deben evitarse para evitar que los síntomas empeoren:
-Vegetales como brócoli, espárragos, coliflor, pepinos, etc.
-Carnes magras como pollo, pavo, pescado y mariscos. Lo ideal es comerlos horneados o cocidos.
Incluir aguacate, nueces, linaza, aceite de oliva, aceite de sésamo y aceite de girasol.
Consumir más frutas no cítricas, incluyendo melones, bananas, manzanas y peras.
La avena es un cereal clave para combatir esta afección por ser una fuente de fibra. “Una dieta alta en fibra se ha relacionado con un menor riesgo de reflujo ácido. Otras opciones de fibra incluyen panes integrales y arroz integral”, apunta Healthline.
Antes de realizar cualquier cambio en la dieta se debe consultar con un nutricionista.
Mirá la entrevista completa con el doctor Camus, y apostá a la prevención.
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