Si te preguntás “¿Por qué me siento más triste cuando hace frío?”, estás experimentando un fenómeno con causas biológicas y psicológicas bien definidas. La tristeza invernal tiene sus causas, y en esta nota un profesional de la psicología te cuenta el por qué.
Cuando las temperaturas bajan y los días se acortan, es común que muchas personas sientan una inexplicable melancolía. No es solo una cuestión de preferir el sol; la ciencia ha demostrado que existe una conexión real entre el clima frío y nuestro estado de ánimo.
Las causas detrás de la “tristeza invernal”
Menos luz solar, menos serotonina y vitamina D.

“La razón principal por la que nos sentimos más tristes con el frío es la disminución de la exposición a la luz solar . La luz solar es crucial para la producción de serotonina , un neurotransmisor conocido como la ‘hormona de la felicidad’, que regula el estado de ánimo, el apetito y el sueño. Con menos luz, los niveles de serotonina pueden caer, llevándonos a sentirnos más deprimidos, ansiosos e irritables”, contó el psicólogo Marcelo Ceberio.
Además, la luz solar es la principal fuente de vitamina D. Esta vitamina es esencial para una multitud de funciones corporales, incluyendo la salud ósea y la función inmunológica, pero también juega un papel vital en la regulación del estado de ánimo. La deficiencia de vitamina D se ha relacionado directamente con síntomas depresivos, lo que explica por qué muchas personas se sienten peor en los meses más oscuros.
-¿Se vincula con la interrupción de los ritmos circadianos?
“Nuestros cuerpos tienen un reloj interno , o ritmo circadiano, que se sincroniza con el ciclo de luz y oscuridad. La menor cantidad de luz solar durante el invierno puede alterar este reloj, afectando a nuestros patrones de sueño y vigilia. Esto puede llevar a insomnio o, por el contrario, a una necesidad excesiva de dormir, ambos factores que contribuyen a un estado de ánimo bajo”, detalló Ceberio
Menos actividad al aire libre y aislamiento social
El frío y las inclemencias del tiempo a menudo nos obligan a quedarnos en casa, reduciendo nuestras oportunidades de hacer ejercicio al aire libre y de socializar. La actividad física libera endorfinas, que son potentes elevadores del ánimo. La falta de ejercicio puede dejarnos con menos energía y más propensos a la tristeza. De igual manera, el aislamiento social puede exacerbar los sentimientos de soledad y depresión, especialmente si ya estamos predispuestos a la melancolía.
Factores psicológicos y asociaciones negativas
Para algunas personas, el invierno puede estar asociado con recuerdos o expectativas negativas, como el fin de las vacaciones de verano, el estrés de las fiestas de fin de año o la sensación de encierro. Estas asociaciones psicológicas pueden contribuir a un descenso en el estado de ánimo.
Efectos de la tristeza invernal

“Son varios los efectos de esta tristeza estacional pueden variar desde una ligera melancolía hasta síntomas más severos que se asemejan a la depresión clínica , conocidos como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Los síntomas comunes incluyen varios aspectos tales como:
- Bajo estado de ánimo persistente.
- Pérdida de interés en actividades que antes disfrutábamos.
- Fatiga y falta de energía.
- Aumento del apetito (especialmente por carbohidratos) y aumento de peso.
- Problemas de sueño (dormir demasiado o muy poco).
- Dificultad para concentrarse .
- Irritabilidad o ansiedad.
Consejos útiles
Afortunadamente, hay varias estrategias que puedes emplear para mitigar los efectos del frío en tu estado de ánimo:
- Exponete a la luz natural: Aprovechá cualquier rayo de sol. Sal a caminar durante el día, incluso si hace frío, y si es posible, sentate cerca de una ventana luminosa en casa o en el trabajo. Considerá el uso de una lámpara de fototerapia (terapia de luz), especialmente si sus síntomas son severos; estas lámparas imitan la luz solar y pueden ayudar a regular tus ritmos circadianos.
- Mantenete activa: No dejes que el frío te impida hacer ejercicio. Buscá actividades físicas que puedas hacer en interiores, como ir al gimnasio, practicar yoga, bailar o simplemente hacer ejercicios en casa. El ejercicio regular es un poderoso antidepresivo natural.
- Priorizá tu dieta: Aumentá el consumo de alimentos ricos en vitamina D (pescado graso, yemas de huevo, lácteos fortificados) y omega-3. Evitá el exceso de azúcares y carbohidratos refinados, que pueden causar picos y caídas en los niveles de energía.
- Mantené la conexión social: Aunque el frío invita a quedarse en casa, es fundamental no aislarse. Hacé planes con amigos y familiares, participá en actividades grupales o únete a un club. La interacción social es un pilar fundamental para el bienestar emocional.
- Gestiona el estrés: Practicá técnicas de relajación como la meditación, el mindfulness o la respiración profunda. Un nivel de estrés reducido puede mejorar tu resistencia emocional.
- Considerá suplementos: Consultá con un profesional de la salud sobre la posibilidad de tomar suplementos de vitamina D, especialmente si vive en una zona con poca luz solar durante el invierno.
- Buscá ayuda profesional: Si tus síntomas son persistentes, severos o afectan significativamente tu vida diaria, no dudes en buscar el apoyo de un médico o terapeuta. El Trastorno Afectivo Estacional es una condición médica que puede ser tratada seriamente.
Entender por qué te sentís más triste cuando hace frío es el primer paso para tomar el control de tu bienestar. Con pequeñas adaptaciones en tu rutina y un enfoque consciente en tu salud mental, puedes hacer que los meses más fríos sean mucho más llevaderos.
El profesional dialogó con Cada Día, mirá la nota