Hígado graso, el enemigo silencioso: cómo identificarlo

Hígado graso, el enemigo silencioso: cómo identificarlo

Salud/ prevención

El hígado graso es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque en sus primeras etapas puede no presentar síntomas evidentes, sus consecuencias a largo plazo pueden ser graves si no se trata.

El hígado graso o esteatosis hepática es una afección que ocurre cuando se acumulan cantidades excesivas de grasa en las células del hígado.

Como apunta el doctor Jorge Pujol, médico especialista en obesidad “aunque el hígado es responsable de realizar funciones cruciales como la desintoxicación del cuerpo, la producción de proteínas y la regulación de los niveles de glucosa en sangre, cuando se acumula grasa en él, se pueden desencadenar una serie de problemas metabólicos y hepáticos que pueden poner en peligro la salud general”.
-¿Cuáles son las causas?

El hígado graso puede clasificarse en dos tipos principales: hígado graso alcohólico e hígado graso no alcohólico (HGNA).

Hígado graso alcohólico: Este tipo está relacionado directamente con el consumo excesivo y prolongado de alcohol. El alcohol puede alterar el metabolismo del hígado, promoviendo la acumulación de grasa en las células hepáticas, lo que eventualmente conduce a la inflamación y daño del órgano.

Hígado graso no alcohólico: Este tipo no está relacionado con el consumo de alcohol, y es el más común en la actualidad. Sus principales causas incluyen la obesidad, el sobrepeso, la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, una dieta alta en grasas saturadas y azúcares refinados, y la falta de ejercicio físico. Las personas que tienen estos factores de riesgo son más propensas a desarrollar este tipo de hígado graso.

Síntomas del hígado graso

“En las primeras etapas de la enfermedad, muchas personas no presentan síntomas. Sin embargo, cuando la afección progresa, pueden aparecer algunas señales que indican problemas en el hígado”, apuntó Pujol. Algunos síntomas a tener en cuenta:

-Fatiga inexplicable: Una sensación generalizada de cansancio, incluso después de descansar.

-Molestias abdominales: Dolor o pesadez en el área superior derecha del abdomen.

-Pérdida de peso inexplicada.

-Color amarillento en la piel o los ojos (ictericia).

-Hinchazón en las piernas o el abdomen.

-Náuseas y falta de apetito.

Es importante destacar que, aunque estos síntomas pueden sugerir la presencia de hígado graso, también pueden estar relacionados con otras enfermedades. Por ello, es fundamental acudir a un médico para un diagnóstico adecuado.

Tratamientos

El tratamiento para el hígado graso varía según el tipo y la gravedad de la enfermedad. En general, el objetivo principal es reducir la cantidad de grasa en el hígado y prevenir el daño hepático irreversible. Las opciones de tratamiento incluyen:

Cambio en el estilo de vida: Dieta balanceada: Comer una dieta baja en grasas saturadas, azúcares refinados y carbohidratos simples es fundamental. Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, y grasas saludables (como las que se encuentran en el aguacate, frutos secos y aceite de oliva) puede ayudar a reducir la grasa en el hígado.

Pérdida de peso: Perder peso de manera gradual (alrededor del 5-10% del peso corporal) puede reducir significativamente la grasa en el hígado y mejorar la función hepática.

Ejercicio físico: Realizar actividad física regular (al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana) es una de las estrategias más efectivas para mejorar la salud hepática. El ejercicio ayuda a controlar el peso y a reducir la inflamación.

Control de condiciones subyacentes: Para las personas con diabetes tipo 2, colesterol alto o hipertensión, es fundamental controlar estas condiciones con medicamentos y cambios en el estilo de vida.

Medicamentos: No existen medicamentos específicos aprobados para el tratamiento del hígado graso, pero algunos medicamentos pueden ser utilizados para controlar condiciones subyacentes, como la diabetes o el colesterol alto. Además, en algunos casos, los médicos pueden recomendar suplementos de vitamina E para reducir la inflamación hepática.

Tips para prevenir y controlar el hígado graso

  • Mantener un peso saludable: La obesidad es una de las principales causas de hígado graso no alcohólico. Intenta perder peso de manera gradual y sostenible.
  • Evitar el alcohol en exceso: Si tienes hígado graso alcohólico o no, es importante limitar el consumo de alcohol. Si tienes hígado graso no alcohólico, lo ideal es evitar completamente el alcohol.
  • Hacer ejercicio regularmente: La actividad física es clave para mantener un hígado saludable. Intentá incorporar ejercicios de fuerza y cardiovasculares en tu rutina.
  • Cuidar tu alimentación: Optá por una dieta rica en alimentos integrales, grasas saludables y proteínas magras. Limita los azúcares refinados y las grasas trans.
  • Realizar chequeos médicos periódicos: Si tenés factores de riesgo como diabetes, sobrepeso u obesidad, es importante realizar exámenes de función hepática para detectar problemas a tiempo.

El hígado graso es una enfermedad que afecta a una gran parte de la población y, aunque muchas veces es silenciosa, puede tener consecuencias graves si no se controla adecuadamente. Adoptar un estilo de vida saludable con una alimentación balanceada, ejercicio regular y control de factores de riesgo son pasos fundamentales para prevenir y tratar esta afección. Si experimentas alguno de los síntomas o tienes factores de riesgo, no dudes en consultar a un profesional de la salud.

El especialista estuvo en Cada Día, mirá la nota