David Lynch es un maestro de la imagen. Ya sea como director de cine, su faceta más conocida por el público, o bien como fotógrafo y pintor. Lynch es un artista que ha tendido hacia el absoluto, pero que a su vez ha mantenido ciertas fijaciones, como por ejemplo, la figura femenina.

Han pasado ya 10 años desde su última exposición fotográfica y ahora Lynch publicará, a principios del próximo año, junto a la Fondation Cartier Pour l’art Contemporain, un libro con más de cien imágenes en blanco y negro y a color de desnudos femeninos, titulado David Lynch’s Nudes.

Como podría suponerse, las fotos de Lynch tienden a ocultar más que a mostrar. Se acercan mucho más a la abstracción que a la figuración, con ángulos en picada, cuerpos desnudos cubiertos por desenfoques y humo que se interpone entre el objeto representado y el ojo que ve.