Más Allá del Cansancio: causas comunes y consejos para aliviar el dolor de pies.
Los pies, esas maravillosas estructuras que nos permiten movernos, bailar, correr y explorar el mundo, a menudo son los grandes olvidados hasta que empiezan a quejarse. Un dolor de pies puede ser mucho más que una simple molestia; puede ser una señal de alerta que nos indica que algo no anda bien, y en Argentina, donde caminamos mucho y usamos todo tipo de calzado, es un problema bastante común. Entender qué se esconde detrás de esa punzada o ese ardor es el primer paso para encontrar alivio y mantener la salud de nuestros cimientos.
Según precisó el médico kinesiólogo Pablo Valdivieso, “el dolor de pies puede manifestarse de diversas formas: desde un malestar generalizado después de un largo día, hasta un dolor agudo y localizado que impide caminar. La ubicación y el tipo de dolor suelen dar pistas sobre su origen. Puede afectar la planta, el talón, el arco, los dedos o el empeine. Ignorarlo no es una opción, ya que puede derivar en problemas crónicos y afectar nuestra calidad de vida”.
-¿Qué causas pueden existir por detrás?

Son muchos los factores que pueden contribuir al dolor en los pies. Algunos son temporales y se resuelven con descanso, mientras que otros requieren atención especializada.
Calzado inadecuado: Esta es, sin duda, una de las principales culpables. Zapatos demasiado ajustados, tacones altos que alteran la biomecánica del pie, calzado plano sin soporte de arco, o zapatillas desgastadas que no brindan amortiguación, pueden provocar desde ampollas y callos hasta problemas más serios como juanetes, dedos en martillo o fascitis plantar.
Actividad física excesiva o incorrecta: Un aumento repentino en la intensidad o duración del ejercicio, una técnica inadecuada al correr o saltar, o incluso deportes de alto impacto, pueden sobrecargar los pies y causar esguinces, fracturas por estrés o tendinitis.
Fascitis plantar: Una de las causas más comunes de dolor en el talón. Se produce por la inflamación de la fascia plantar, un tejido grueso que recorre la planta del pie, conectando el talón con los dedos. Es habitual sentir un dolor agudo al dar los primeros pasos por la mañana.
Juanetes (Hallux Valgus): Una deformidad ósea que se forma en la base del dedo gordo, causando una protuberancia que puede ser muy dolorosa, especialmente con el roce del calzado.
Dedos en martillo: Una deformidad en la que uno o más dedos del pie se doblan en la articulación del medio, pareciendo un martillo. Provoca dolor y callosidades en la parte superior del dedo.
Neuroma de morton: Un engrosamiento del tejido alrededor de un nervio entre los dedos, generalmente entre el tercero y el cuarto, que causa un dolor punzante, ardor o entumecimiento.
Artritis: Tanto la osteoartritis como la artritis reumatoide pueden afectar las articulaciones de los pies, causando dolor, rigidez e hinchazón.
Diabetes: Los pacientes diabéticos pueden desarrollar neuropatía periférica, que afecta los nervios de los pies y puede causar entumecimiento, hormigueo o dolor, además de problemas de circulación que dificultan la cicatrización de heridas.
Sobrepeso u obesidad: El exceso de peso ejerce una presión adicional y constante sobre los pies, lo que puede contribuir a la fascitis plantar, pie plano y otras afecciones.
Deformidades del pie: Pies planos (arco caído) o pies cavos (arco muy pronunciado) pueden alterar la distribución del peso y causar dolor.
Consejos para el alivio

“Aunque siempre es recomendable consultar a un especialista (podólogo u ortopedista) si el dolor es persistente o severo, hay varias medidas que podés tomar para prevenir y aliviar el malestar:
Elegí el calzado correcto: Priorizá zapatos cómodos, con buen soporte de arco, amortiguación adecuada y espacio suficiente para los dedos. Evita los tacones muy altos y el calzado plano sin soporte.
Usá plantillas ortopédicas: Si tenés pie plano, pie cavo o necesitas un soporte adicional, las plantillas personalizadas pueden corregir la pisada y distribuir mejor la presión.
Realizá ejercicios para los pies: Fortalecer los músculos y tendones del pie puede prevenir lesiones. Ejercicios como levantar canicas con los dedos, estirar la fascia plantar o rotar los tobillos son beneficiosos.
Estirá regularmente: Estirar los músculos de la pantorrilla y la fascia plantar es crucial, especialmente si sufres de fascitis plantar.
Aplicá frío o calor: Para la inflamación aguda, el frío puede reducirla. Para dolores musculares o rigidez, el calor húmedo puede ser reconfortante.
Masajes y descanso: Masajear suavemente los pies puede aliviar la tensión. Elevar los pies al final del día y darles un merecido descanso también es fundamental.
Controlá tu peso: Mantener un peso saludable reduce la carga sobre tus pies y articulaciones.
Alterná el calzado: No uses el mismo par de zapatos todos los días. Rotar el calzado permite que se aireen y recuperen su forma, además de ofrecer diferentes puntos de presión a tus pies.
Escuchá a tu cuerpo: Si sentís dolor, no lo ignores. Reducí la actividad o descansa. Forzar el pie cuando duele puede empeorar la condición.
“El dolor de pies es una señal que no debemos subestimar. Al prestar atención a las posibles causas y adoptar hábitos de cuidado preventivo, podemos asegurar que nuestros pies nos sigan llevando por la vida sin molestias. Si el dolor persiste o es incapacitante, no dudes en buscar la opinión de un profesional”, aconsejó Valdivieso.
El profesional estuvo en Cada Día, mirá la nota