Entró a robar, se llevó una puerta y pasó por el baño antes de irse sin saber que eso lo iba a delatar. Un pequeño descuido terminó con él tras las rejas.
El insólito hecho ocurrió el pasado 6 de febrero en una vivienda ubicada en calle Pasteur en el departamento de San Rafael. Hasta allí llegó Oscar Alejandro Ilabaca Altamirano, quien trepó una medianera, forzó una puerta y entró al domicilio con intenciones de robo.
Dentro de la casa, no encontró mucho para llevarse. Solo sustrajo una puerta de madera barnizada que separaba el comedor de la zona de cocina y lavandería. Pero antes de escapar, pasó al baño. Y fue allí donde, sin saberlo, dejó una prueba clave que terminaría por condenarlo.
Después de usar el inodoro, tiró la cadena y se fue. Sin embargo, al llegar la Policía Científica y revisar la escena del robo, un detalle llamó la atención de los peritos: había una pequeña mancha roja en la tabla del inodoro. Era sangre.
La muestra fue enviada al laboratorio forense, donde se realizó un análisis de ADN. El resultado fue claro: coincidía con el perfil genético de Ilabaca, que ya estaba registrado por una causa anterior.

Con esa prueba en mano, el fiscal Javier Giaroli pidió su detención. Una vez arrestado, el propio Ilabaca confesó el robo y explicó el motivo de la sangre: sufre de hemorroides sangrantes. Ante todas las pruebas en su contra, aceptó un juicio abreviado.
La Justicia lo condenó a tres años de prisión efectiva por el delito de robo con escalamiento y reincidencia.