Lejos de las pantallas, la tendencia barebaking habla de cómo los jóvenes eligen viajar sin distracciones digitales, en el transporte público, buscando una pausa mental y reconexión personal.
En un mundo saturado de pantallas, notificaciones y la constante demanda de atención, la Generación Z, paradójicamente, está liderando una nueva tendencia que busca exactamente lo opuesto: la desconexión. Conocida como “barebacking” (aunque el término puede generar confusión con otra connotación, en este contexto se refiere a ir “desnudo” de tecnología), esta práctica invita a los jóvenes a viajar en transporte público —ya sea colectivo o tren— dejando de lado celulares, auriculares y cualquier otro dispositivo digital o musical. El objetivo es claro: encontrar una pausa consciente, un espacio de silencio mental y reconexión personal en medio del frenético ritmo de la vida urbana.

La imagen se ha vuelto familiar: ver a casi todos los pasajeros de un colectivo inmersos en sus teléfonos, con auriculares bloqueando el mundo exterior. Sin embargo, en algunas ciudades y entre ciertos grupos de jóvenes, ha comenzado a notarse un cambio sutil. De repente, ves a alguien mirando por la ventana, observando a la gente, o simplemente permitiendo que su mente divague sin un estímulo digital. Eso es el “barebacking” en acción. No es una protesta tecnológica ni una imposición, sino una elección personal y consciente de despojarse de la hiperconexión para abrazar el presente.
¿Por qué la Generación Z abraza el “Barebacking”?

La Gen Z, criados en la era digital, son nativos de la conexión constante. Han crecido con un smartphone en la mano y redes sociales como una extensión de su identidad. Precisamente por esta inmersión profunda, son también los primeros en sentir con mayor intensidad la fatiga digital y la sobrecarga de información. El “barebacking” emerge como un antídoto natural a esta saturación, ofreciendo múltiples beneficios:
- Pausa mental y reducción del estrés: Los viajes en transporte público suelen ser momentos de transición. En lugar de llenarlos con más estímulos, el “barebacking” los convierte en una oportunidad para que la mente descanse. Permite reducir el bombardeo de información que a menudo genera ansiedad y estrés, brindando un respiro necesario.
- Reconexión con el entorno: Al guardar el teléfono, la atención se dirige hacia el exterior. Los paisajes urbanos, la arquitectura, la gente que sube y baja, los sonidos de la ciudad, todo cobra una nueva dimensión. Esto fomenta una conexión más profunda con el entorno físico y una mayor conciencia del momento presente, un concepto clave en el mindfulness.
- Observación y creatividad: Sin distracciones, la mente tiene espacio para divagar, observar y procesar información de una manera diferente. Esto puede despertar la curiosidad, generar nuevas ideas o simplemente permitir la reflexión profunda, lo que indirectamente puede potenciar la creatividad. Es una oportunidad para el “dolce far niente” de la mente.
- Mejora de la capacidad de atención: La constante interrupción de notificaciones ha mermado la capacidad de concentración. El “barebacking” es un ejercicio de disciplina mental que ayuda a entrenar la atención y a prolongar los períodos de concentración, algo vital en un mundo lleno de estímulos.
- Reafirmación de la autonomía personal: En una era donde los algoritmos dictan gran parte de lo que vemos y escuchamos, elegir deliberadamente no consumir contenido digital es un acto de afirmación de la propia autonomía. Es un recordatorio de que uno tiene el control sobre su atención y su tiempo.
Esta tendencia no busca demonizar la tecnología, sino ponerla en perspectiva. La Generación Z entiende el valor de la conectividad, pero también reconoce el costo mental de la hiperconexión. El “barebacking” es una respuesta pragmática y sencilla a esta realidad: un pequeño gesto cotidiano que, sumado, puede tener un impacto significativo en el bienestar mental. Es un recordatorio de que, a veces, la forma más efectiva de avanzar es simplemente detenerse y observar el mundo pasar, sin filtros ni pantallas de por medio.