(Por Eva Rodríguez)
Un tema difícil, muy estigmatizado y muchas veces mal comprendido que es el de "la gente tóxica y las familias tóxicas”.
Empecemos por definir a quiénes les llamamos informalmente “personas tóxicas” y es a la gente que típicamente se comporta con estos patrones de conductas:
Nos agotan emocionalmente porque nos hacen sentir que somos de alguna manera parte o partícipes de sus desgracias y que tenemos que hacer algo para solucionar temas en los que nada tenemos que ver.
Claro está que este concepto es muy general, que tener comportamientos tóxicos no significa que seas mala persona o que tengas una enfermedad. Tal vez estás pasando por un mal momento, tal vez es con una persona en particular con la que te comportas así o al revés. Como sea, es importante que sepas que siempre podés cambiar tus conductas y que detrás de eso a lo que llamamos “tóxico” hay sufrimiento y por ende será importante revisarlo para cambiar.
Ahora nos metemos en un tema más complejo aún que es el de las familias con relaciones tóxicas.
Definamos FAMILIA: conjunto de personas unidas por lazos sanguíneos o no donde prima una corriente afectiva. El sostén del vínculo es el cuidado recíproco y el interés por la buena vida del otro.
La “familia normal” es una ilusión. No es la realidad. En la realidad nadie va a una universidad para aprender como ser un familiar (padre, madre, hermano) óptimo. Para que haya una “Familia sana” se tienen que dar numerosas circunstancias que a veces simplemente no se dan por múltiples razones.
A veces quedamos expuestos a esas relaciones que son las más íntimas, las que “nos tocan” y terminamos dañados.
En estos casos se volverá imprescindible revisarse, pedir ayuda, hablar con ese familiar, intentar generar un cambio. Para ello te dejo a continuación una guía que te puede ayudar:
Si hay una ruptura, intentar que no sea definitiva. Hay muchos momentos donde vamos a necesitar una distancia sanadora y esto nos dará el impulso necesario para volver fortalecidos a nuestra tribu.
Hay situaciones muy específicas que causan muchísimo daño. Cuando es mayor el daño que el bienestar resulta necesario pensar una retirada a tiempo de esos vínculos. Son situaciones extremas donde es mejor estar lejos que cerca. Privilegiar siempre la paz personal.