Karina Bergé advierte que el miedo a equivocarse en la crianza puede llevar a una falta de autoridad, afectando el desarrollo de los hijos. La clave está en fomentar el diálogo, la confianza y el acompañamiento, sin perder el rol de referencia.
En un contexto donde la tecnología redefine la forma en que los niños y adolescentes acceden a la información y al mundo, la crianza se enfrenta a nuevos retos. La psicopedagoga Karina Bergé analizó cómo los padres de hoy deben adaptarse a una realidad en la que ya no tienen el control exclusivo del conocimiento y los límites familiares.
Según Bergé, en generaciones anteriores la sociedad y la familia establecían reglas claras, mientras que ahora los niños crecen rodeados de pantallas que les permiten conocer el mundo sin mediación adulta. Esto plantea un desafío para los padres, que deben acompañar el desarrollo de sus hijos sin perder autoridad.
Otro aspecto que ha cambiado es la relación entre padres e hijos. La crianza tradicional, basada en la autoridad parental incuestionable, ha dado paso a modelos más flexibles, donde los límites son menos estrictos. En algunos casos, los niños terminan teniendo mayor control sobre la dinámica familiar, lo que genera incertidumbre entre los adultos.
Bergé advierte que el miedo a equivocarse en la crianza y el deseo de evitar la frustración en los hijos pueden hacer que los padres cedan demasiado en su rol. “Intentar hacer todo bien no es posible. Uno se va a equivocar, como se van a equivocar los hijos. Y también es enseñarle a nuestros hijos que podemos equivocarnos, reconocer ese error y repararlo”, sostuvo.
La tecnología también juega un papel clave en esta transformación. Muchos adolescentes prefieren consultar información en internet antes que preguntar a sus padres, lo que puede afectar la comunicación familiar. Ante esto, la especialista recomienda generar espacios de diálogo donde los hijos sientan confianza para compartir sus inquietudes. “No es hablar como ellos, no es meterse en su mundo, sino decirles: ‘Acá estoy, estamos acompañándote. Tené confianza para decirnos lo que pase. Vamos a ver cómo se soluciona. Todo tiene solución, nada es tan grave’”, explicó.
En un mundo donde la información está al alcance de todos, el desafío de los padres es acompañar sin imponer, establecer límites sin generar distancia y enseñar sin perder autoridad. “Sin límites, los niños no pueden adaptarse a la sociedad”, concluyó Bergé.