Si alguien dice la palabra lomo en Mendoza, irremediablemente piensa en Barloa. Casi como un sinónimo. Es que no existe nadie que se precie de amar esta comida, sea mendocino o haya visitado nuestra provincia, que no haya pisado este mítico lugar.
En este quinto episodio de Comedor Urbano te acercamos la historia de este mítico lugar mendocino. Su propio dueño, Humberto Barloa, nos recibe, como atiende a todos los que lo visitan, con los brazos abiertos.
Como consecuencia de la hiperinflación del gobierno de Ricardo Alfonsín (1983-1989), Humberto se vio en la necesidad de salir a ganarse la vida. Así acondicionó una camioneta que le servía de cocina y todas las noches se instalaba en un puente que alquilaba, encendía el fuego y sacaba su parrilla.
Transcurrieron más de 28 años y ya no hace los lomitos en la camioneta, sino en una esquina de Las Heras que se volvió mítica gracias a él.
La ubicación del templo de los lomitos a la parrilla es la esquina de San Martín y Morales de Las Heras, donde se instaló en los principios de los '90. Pero el 1 enero de 2013 el local se incendió, y en sólo 44 días, con la ayuda de vecinos y el municipio, logró reabrir sus puertas y retomar así su mística cocina a la parrilla.
Al Barloa le dan vida Humberto y toda su familia, esposa, hijos y hasta las nueras. Su especialidad son los lomos a la parrilla y la inigualable mayonesa casera que los acompaña, secreto que "el Papito" no le cuenta a nadie.
De los 365 días del año, el Barloa está abierto 362. Sólo cierra el 24 de diciembre, el 1 de enero y el Viernes Santo, los demás días es el lugar de encuentro de muchos mendocinos y turistas que buscan sentirse como en casa comiendo un clásico lomo a la parrilla y hecho por su propio dueño.
"Mientras acá haya luz la cocina está abierta" le diojo a Nico Bedorrou. El horario de cierre suele ser pasadas las 4 de la mañana, de lunes a lunes. Con frío o calor, de día o de noche, el Barloa es el indiscutido templo de los lomos en Mendoza.
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