Argentina comenzó el año con el mayor índice de inflación del mundo. Según datos internacionales, en enero solo le siguieron países como Venezuela, Turquía y Zimbabue, pero con una brecha considerable. La inflación afecta el poder de compra de los argentinos y reduce el consumo de bienes y servicios. Además, genera una gran variación de precios entre los distintos comercios, lo que dificulta la planificación y el ahorro.
1° Argentina 20,6% (enero) 254,2% (interanual)
2° Venezuela 4,2 % (enero) 121%(interanual)
3° Turquía 6,7% (enero) 64,86%(interanual)
4° Zimbabue 6,6% (enero) 34% (interanual)
Ante este escenario, los salarios pierden terreno frente a los precios y el consumo se desploma. La falta de regulación y la escasa demanda hacen que los comerciantes deban ajustar sus precios a la realidad de sus clientes.
Según lo informado, un grupo familiar conformado por dos adultos y dos menores de edad necesitó alrededor de $551.527,35 para mantener sus necesidades básicas cubiertas y mantenerse por encima de la línea de la pobreza en Mendoza.
Mientras que, para no caer por debajo de la línea de la indigencia, el mismo grupo familiar debió superar los $233.698,03 en el mes de enero del 2024.
Así, algunos productos mantienen su demanda a pesar de los aumentos, mientras que otros son descartados por los consumidores. Los comerciantes fijan los precios, pero la gente elige dónde y qué comprar según su capacidad económica. En muchos casos, las marcas líderes ya no son una alternativa viable, por lo que los argentinos deben consumir segundas marcas o resignar cierto tipo de productos.
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