Consumir demasiada proteína puede afectar la salud: qué beneficios aporta y cuándo se vuelve riesgoso

Consumir demasiada proteína puede afectar la salud: qué beneficios aporta y cuándo se vuelve riesgoso

salud nutricional

Aunque es clave para el desarrollo muscular y la saciedad, su consumo excesivo puede generar síntomas como fatiga, mal aliento y sobrecarga renal. Especialistas advierten sobre los riesgos de suplementarse sin control médico y recomiendan adaptar la ingesta a cada perfil.

La proteína es uno de los nutrientes esenciales para el funcionamiento del cuerpo humano. Participa en la formación de músculos, tejidos, enzimas y hormonas, y cumple un rol clave en la reparación celular y el sistema inmunológico. Sin embargo, el consumo excesivo —especialmente en dietas hiperproteicas o suplementadas sin control profesional— puede generar efectos adversos que van desde molestias digestivas hasta complicaciones renales.

Según la médica nutricionista María Cecilia Della Valle, “el exceso de proteína puede generar un aumento de urea en sangre, lo que sobrecarga el trabajo de los riñones”. Esta advertencia cobra relevancia en un contexto donde cada vez más personas incorporan batidos, polvos y suplementos sin indicación médica, con el objetivo de ganar masa muscular o bajar de peso rápidamente. “No es lo mismo incorporar proteína a través de alimentos que hacerlo con productos concentrados”, remarcó la especialista.

Los beneficios de una ingesta adecuada son múltiples: favorece la saciedad, ayuda a preservar la masa muscular —especialmente en adultos mayores— y mejora la recuperación post entrenamiento. Las fuentes más recomendadas incluyen carnes magras, huevos, legumbres, lácteos, tofu y frutos secos. El requerimiento diario varía según el perfil de cada persona, pero en general se estima entre 0,8 y 2 gramos por kilo de peso corporal, dependiendo del nivel de actividad física.

Cuando se supera ese rango, pueden aparecer síntomas como fatiga, mal aliento persistente (por cetosis), estreñimiento, irritabilidad y deshidratación. En casos más severos, el exceso proteico puede afectar la función renal, sobre todo en personas con antecedentes médicos o predisposición genética. Por eso, se recomienda realizar controles periódicos si se mantiene una dieta alta en proteínas durante un tiempo prolongado.

Un estudio reciente publicado por la Sociedad Argentina de Nutrición reveló que el 38 % de los encuestados consume suplementos proteicos sin asesoramiento profesional, y que el 22 % cree que “cuanto más, mejor”, sin considerar los riesgos. Esta percepción errónea se potencia en redes sociales, donde proliferan rutinas y planes alimentarios sin respaldo científico. “El cuerpo necesita proteína, pero también requiere variedad y moderación”, explicó Della Valle.

En el ámbito deportivo, el uso de suplementos puede ser útil, pero siempre bajo supervisión. “Hay que evaluar el contexto, los objetivos y el estado de salud de cada persona”, señaló la especialista. En muchos casos, una alimentación equilibrada alcanza para cubrir los requerimientos sin necesidad de productos adicionales. La clave está en adaptar la dieta al estilo de vida y evitar decisiones impulsivas.

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