Relatos de personas que tocaron fondo y encontraron un nuevo camino hacia la recuperación y la reintegración social.
Si hay algo que caracteriza al programa “No culpes a la noche”, es la gran emoción que genera en toda su audiencia. El programa conducido por Goga Yuffri volvió a tomar la temática sobre las historias de vida, solo que en esta oportunidad se centró en relatos de personas que han tenido que luchar con la adversidad de vivir en situación de calle y las adicciones.
A pesar de la cruda realidad de los entrevistados, todos lograron ver una luz al final del camino gracias a un refugio que ayuda a personas con adicción: “Mi vida, mi voz”. Dicha lugar se ubica en La Favorita y fue creado por el afán de ayudar a los más necesitados, como es el caso de los testimonios que empezaremos a desarrollar.
La primera en tomar la palabra en el programa fue Tania, una mujer que se desempeña como ama de casa y que a lo largo de los años tuvo que lidiar con sus adicciones: “Era adicta a muchas drogas, marihuana, cocaína y pastillas. Comencé a caer en este mundo cuando tenía 20 años. La infancia que viví fue muy dura, con una violación a los 9 años y maltratos físicos. Intenté suicidarme, ya que había entrado en un poso depresivo”.
Lejos de quedar solo ahí el relato, Tania se tomó unos minutos para reconocer que su vida cambió por completo una vez que entró al refugio “Mi vida, mi voz” y destacó la forma en que la recibieron: “No le encontraba sentido a la vida, pero hace 7 meses todo cambió cuando encontré este lugar. El refugio me recibió con un abrazo y eso hace que me genere dolor haber perdido mucho tiempo con mis hijos”.
Luego del testimonio de Tania, siguió el de Rafael. Se trata de un tarjetero de estacionamiento medido, quien reconoció haber experimentado con drogas cuando era tan solo un niño: “Era adicto a la cocaína y por su culpa perdí a mi familia. Sufrí mucha discriminación desde muy chico por las carencias que tenía. Llegué a la droga a los 13 años, me duele ver a niños pidiendo porque me veo reflejado”.
Sin embargo y lejos de tenerle rencor a la sociedad, Rafael tiene como meta ayudar a personas que están pasando por un contexto similar al que tenía él: “A mi me ayudaron y ahora yo quiero ayudar a otros. Muchas veces las personas nos ignoran por miedo, es algo que se nos ha impuesto culturalmente”.
Otra de las caras que se hizo presente en “No culpes a la noche” fue la de Hugo, recepcionista de un complejo que llegó a dormir en la Plaza Independencia: “Soy un alcohólico en recuperación. Ahora no tomo una gota de alcohol, ya que por su culpa perdí todo. Fue lo peor que me pasó, destruyó todo lo que tenía. Llegué a dormir en la plaza independencia con una caja de vino al lado”.
Con la emoción a flor de piel, Goga Yuffri siguió entrevistando a los invitados y se topó con la historia de Horacio. Para aquellos que no lo conozcan, es uno de los cocineros del penal juvenil y aprovechó el espacio en la pantalla de Canal 9 Televida: “Fui abandonado apenas nací y desde allí todo se hizo muy duro. Sufrí burlas de todo tipo durante mi infancia. No me podía integrar a la sociedad por el bullying. Hoy recuperé a mi familia, gracias al refugio”.
Por último, la producción contó con un testimonio más de vida. En esta ocasión fue Pedro, quien se desempeña como pintor de obras y que, con lágrimas en los ojos, no dudó en referirse a su adicción con el alcohol: “Estuve 33 años con adicciones, sobre todo con el alcohol. A los 13 años comencé y no lo solté más. Ahora estoy en el refugio, es un lugar que me enseñó a tomar buenas decisiones y a entender lo que me decían las personas a mi alrededor”.