La Justicia acusó por homicidio simple a un tatuador y a un músico por el crimen de Rubén Stubbia, el carpintero hallado sin vida en una vivienda de Maipú. Ambos detenidos se negaron a declarar y seguirán presos mientras se amplía la investigación.
La Justicia mendocina formalizó la imputación por homicidio simple contra Federico Lorca Rosales y Lautaro Gregorio Agostini, los dos hombres detenidos por el asesinato de Rubén Atilio Stubbia, un carpintero que fue hallado sin vida en una vivienda del barrio Canciller, en el departamento de Maipú.
La fiscal de Homicidios, Claudia Ríos, avanzó con la acusación tras conocerse los resultados forenses, que confirmaron que la víctima murió por estrangulamiento. Tanto el tatuador como el músico fueron señalados como los principales sospechosos, ya que fueron sorprendidos en la escena del crimen, con rastros de sangre en sus ropas. Pese a estar notificados de la acusación, ambos optaron por no declarar ante la fiscalía, siguiendo la recomendación de la defensa oficial.
Aunque aún no está claro el móvil del crimen, la fiscalía analiza diversas hipótesis. Una de ellas apunta a una posible discusión por el robo de pertenencias, ya que Stubbia, quien era amigo del tatuador, habría estado viviendo de manera temporal en la vivienda. Otra versión sugiere que la víctima pudo haber sido retenida contra su voluntad y torturada durante al menos dos días antes del asesinato, en un contexto donde no se descarta el consumo de drogas o alcohol.
La denuncia que derivó en el operativo fue realizada por un testigo que advirtió una situación sospechosa en el domicilio. Ese dato fue clave para que la Policía de Mendoza intervenga y localice el cadáver.
La causa sigue abierta y en etapa de recolección de pruebas. La fiscal Ríos ordenó peritajes sobre los teléfonos celulares secuestrados, así como el análisis de las cámaras de seguridad de la zona, con el objetivo de reconstruir las últimas horas con vida de la víctima.
La fiscal los imputó por homicidio simple en calidad de coautores, por lo que arriesgan de 8 a 25 años de cárcel.
El caso
El crimen se conoció en la noche del martes 3 de junio, cuando la policía encontró a un hombre muerto en una vivienda ubicada en calle Juan Martínez al 7700 del barrio Canciller en Maipú. La víctima presentaba signos evidentes de violencia extrema, incluyendo una soga en el cuello, heridas en la cabeza y en la ceja, lo que sugiere un posible intento de estrangulamiento.
Por el hecho fueron detenidos dos sospechosos: un tatuador de 48 años, dueño del inmueble, y un amigo de 29. Ambos quedaron a disposición de la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos, quien se presentó personalmente en la escena del crimen.
La secuencia que llevó al descubrimiento del cuerpo comenzó horas antes, cuando un hombre visiblemente alterado llegó en bicicleta hasta la Comisaría 29ª de Gutiérrez. Según fuentes policiales, esta persona había asistido al local para realizarse un tatuaje, pero al ingresar notó que alguien pedía ayuda desde el interior. Alarmado por la situación y al ver al tatuador con manchas de sangre, decidió acudir de inmediato a las autoridades.
A pesar de que la vivienda está bajo la jurisdicción de la Comisaría 54ª, el policía que tomó la denuncia actuó con rapidez, se colocó el chaleco antibalas y se dirigió al lugar. Al llegar, encontró a los dos hombres afuera del domicilio. Uno de ellos tenía sangre en el pantalón y un arma blanca cerca. Ambos fueron aprehendidos en el acto.
Ya dentro de la propiedad, los agentes encontraron el cadáver envuelto en una carpa de pileta. Horas más tarde confirmaron que se trataba de ubén Atilio Stubbia.