Leonel es de Maipú, tiene 10 años y es fanático del metegol. Juega en cada cumpleaños que va y decidió tener uno en su casa. Por la situación económica del país, su mamá no pudo comprarlo y entonces decidió confeccionarlo por él mismo y con material reciclado.
Su mamá, Cintia, decidió contar su historia para mostrarles a todos que la creatividad de un niño no tiene límites cuando se propone algo.
La mujer explicó que Leonel es el del medio de 3 hermanos. Sus hermanas tienen 12 y 4 años y viven junto a Cintia y su pareja en una vivienda en el barrio San José de Colonia Bombal en Rodeo del Medio, Maipú.
Hace algunos días, le pidió a Cintia si le podía comprar un metegol pero su mamá le explicó el valor de este juguete y que era imposible ahora ya que la familia no estaba atravesando una buena situación económica y laboral.
Leonel, lejos de deprimirse comenzó a juntar materiales de su casa para reciclarlos y confeccionar su propio metegol para jugar en su casa. Recolectó un cajón de plástico que sería el soporte del juego, cañitos de luz para incorporar los jugadores y maderitas para que después sean jugadores.
Solo fue ensamblando las piezas. Estuvo 2 días seguidos durante horas trabajando en lo que sería su juguete de esparcimiento durante febrero, hasta que empiecen las clases.
Su mamá aclara que es "fanático de los metegoles" y resalta que "cada vez que pasamos por una juguetería se queda un tiempo mirándolos".
Luego de tanto trabajo, finalmente consiguió hacer su metegol. "No sé de donde habrá heredado su talento. A lo mejor de su papá que era técnico electrónico y que falleció cuando él tenía tan solo 1 año".
Cintia aclaró que "siempre está armando y desarmando cosas. Le encanta dibujar" y aclaró que no tiene muchos amigos y que también ha sufrido bullying en el colegio por unos kilitos de más.
Para finalizar, su mamá destacó el orgullo que le genera la creatividad y la humildad de Leonel que no claudicó y se armó el juguete que tanto quería.