Para intentar la revinculación entre el futbolista y sus hijas, en menos de 10 días debe presentar el certificado de que está bajo asistencia psicológica.
Cuando las disputas entre padres se tornan cada vez más conflictivas, las principales víctimas suelen ser los hijos, como en el caso de Mauro Icardi y Wanda Nara, cuya batalla judicial por la tenencia de sus hijas sigue escalando. Los expertos enfatizan el impacto psicológico negativo que las peleas entre adultos pueden generar en los menores, quienes no deberían estar expuestos a tales situaciones.
En este contexto, la justicia dispuso nuevas medidas para intentar la revinculación entre el futbolista y sus hijas, Francesca e Isabella. Según un informe “elaborado por el equipo técnico infanto juvenil del Ministerio Público y el cuerpo interdisciplinario”, ambos progenitores deberán presentar en un plazo de diez días certificados que acrediten el inicio de tratamientos psicológicos individuales. “En atención a lo dictaminado por el defensor de menores y según lo que se indica en el equipo técnico”, este paso es clave para avanzar en la resolución del conflicto.
Asimismo, se dictaminó que “la intervención del equipo de revinculaciones judiciales del Ministerio Público Tutelar” será necesaria para habilitar la revinculación supervisada entre Icardi y sus hijas. Este proceso incluirá la participación de psicopedagogos y estará condicionado al cumplimiento estricto de las recomendaciones previas, que incluyen terapia para las menores.
En defensa de Icardi, Elba Marcovecchio denunció que el reciente conflicto entre su cliente y Wanda Nara en el Chateu Libertadorfue “una emboscada”. Según Marcovecchio, las niñas quedaron en el medio de una situación que debería haberse manejado de manera más sensata. “La conflictiva es de los adultos, no de las nenas que tienen que estar afuera”, afirmó con contundencia.
Otro elemento que intensificó la polémica fue la difusión de videos y audios relacionados con el caso. “Es tremendo que tenga que estar todo grabado”, declaró Marcovecchio, quien cuestionó el entorno en el que se produjo el reciente encuentro. Reiteró que las menores no debieron haber sido expuestas de esa manera y que se debe priorizar su bienestar.
Mientras la batalla legal sigue su curso, queda en evidencia la necesidad de pensar en las niñas como el centro de cualquier decisión. El daño psicológico que puede causar en ellas la falta de un entorno estable es incalculable. En medio de estas tensiones, se espera que las acciones judiciales permitan pronto el fortalecimiento del vínculo paterno y materno, siempre priorizando el bienestar de Francesca e Isabella.
En ese contexto es imprescindible que Icardi comience terapia psicoanalítica, que lo ayude a comprender sus actitudes y qué es lo mejor para las niñas. Wanda ya hace terapia psicológica hace años.