La vida de Verónica Ayora y sus tres hijos cambió drásticamente el miércoles y piden ayuda a todos los mendocinos para que vuelva a ser como era antes de que un incendio les devorara la casa y los dejara, literalmente, con lo puesto.
Verónica vivía en una humilde casa de Real del Padre, en San Rafael, junto a sus tres hijos, de 17, 15 y 11 años. Los dos más grandes son varones y la última es una niña.
Todos los días, Verónica se levantaba a las 5 de la madrugada, hacía el desayuno para los cuatro, preparaba las cosas de la casa, acompañaba a su hija a la escuela y esperaba a que el camión que traslada a cosechadores la interceptara en la ruta para ir a trabajar.
Volvía de la finca cerca de las 17 y se iba a la escuela. Según le contó a un medio del sur provincial, lo hacía para terminar la primaria y entrar a trabajar a una rotisería.
El miércoles, cuando volvió de cosechar, se encontró su casa completamente incendiada. No quedaba nada en pie de lo que con tanto esfuerzo levantó.
En su casa no había electricidad, por eso cree que el incendio se generó con el fuego que hizo para el desayuno de ese día. "Debe haber quedado una chispa prendida", dijo.
Ahora pide ayuda a todos los mendocinos para poder volver a su vida, a su casa y a sus proyectos. No tiene teléfono, su celular se prendió fuego porque estaba en la casa, como no tenía batería no se lo llevó ese día a la finca.
Quienes deseen ayudar deben dirigirse a la delegación de Bomberos Voluntarios de Real del Padre. Todo lo que sea donado es bienvenido, pero lo que más necesitan es ropa y calzado (N°40 varón, N°32 nena y N°39 dama).