Una vez que hayas llorado en la cocina pelando y cortando cebolla, no tires la piel de esta hortaliza. Con este truco casero podés hacer un abono súper efectivo para que tus plantas crezcan fuertes y sanas utilizando ese ingrediente.
La piel de la cebolla guarda muchos beneficios para las plantas tanto de exterior como de interior.
Puede ser muy útil como fertilizante por su alto contenido de potasio, además ayuda al crecimiento de la raíz y los tallos de las plantas.
Primero tenemos que recolectar un buen puñado de piel o cáscara la cebolla. A medidas que pelemos cebolla, separamos la cáscara en alguna bolsa.
Colocamos los puñados en un envase, si es posible en una botella de boca ancha y le agregaremos 1 litro de agua.
Una vez que tengamos mezclada la piel de la cebolla con el litro de agua, la dejamos reposar al menos por 24 hs en algún lugar con poca luz.
Transcurrido ese tiempo, vamos a notar que el agua se tomó un color marrón tirando a rojo. Colamos el agua y la depositamos en otro recipiente limpio.
La vertemos en rociador con atomizador para que sea más fácil y práctica de utilizar.
Podemos aplicarla sobre la tierra para que el líquido llegue a las raíces, o también podemos emplearla en caso de la presencia de plagas y hongos en tallos y hojas de las plantas.
El tiempo ideal para rociar nuestras plantas con esta agua tiene que ser entre 10 y 15 días para lograr un efecto positivo.