Una periodista estudió las formas de atracción medievales y creó un inusual perfume a base de sus propios fluidos vaginales.
La mujer tuvo en cuenta que las feromonas son las sustancias responsables de provocar el deseo de reproducción en todos los seres vivos, y que, por tanto, juegan un papel determinante en la atracción sexual.
Estos químicos son segregados por nuestro cuerpo y llegan al cerebro vía el sentido del olfato, funcionando como un atrayente de parejas sexuales.
Tomando esto en cuenta, a la periodista Allison Ramirez, le pareció que sería una buena idea aprovechar el potencial aromático de las feromonas, mezclándolo con otras esencias y crear un perfume atrayente de hombres.
Como Allison sabía que no hay mejor lugar de donde tomar feromonas que en el propio cuerpo, decidió tomar un poco de su propio fluido vaginal.
Ramirez relató toda su experiencia en la revista Cosmopolitan. La autora del peculiar perfume escribió un artículo y relató que una de sus amistades le contó que había escuchado historias de mujeres que ocupaban sus fluidos como perfume personal.
A ella la idea le pareció descabellada, pero al investigar al respecto, Allison encontró que en la Edad Media esta era una costumbre bastante arraigada entre las cortesanas europeas.
“Básicamente debías meter tu dedo ahí y luego usarlo para dispersar tu “perfume natural” en la muñeca, el cuello, el pecho y detrás de las orejas”, dijo Allison.
Dicha técnica le pareció un poco incivilizada por lo que decidió ponerse en contacto con el Instituto de Arte y Olfacción; ahí, consultó con la experta Saskia Wilson, quien la orientó sobre la creación de perfumes.
Wilson ayudó a Ramirez a encontrar otros aromas para combinar con sus fluidos, recomendándole el regaliz, lavanda, pastel de calabaza y donas, como olores con probada capacidad de conquistar a los hombres.
Ramirez terminó creando dos perfumes: uno con aromas tirando a alimentos, y otro combinado con rosas y cedro, mismos que luego combinó con su propio fluido, extraído de su cuerpo.
La autora reveló que para cada aplicación era necesario volver a extraer la muestra. Ya con los perfumes, faltaba poner en marcha la segunda parte de su plan: ver qué tan efectivos serían para atraer hombres.
La chica probó el perfume con aroma a rosas en una cita doble con un par de amigos y a la que invitó a un viejo amigo a quien no había visto en casi medio año.
Sin embargo, Ramirez describió que el hombre se comportó tan natural como si nunca hubieran dejado de verse, y que luego de unos tragos, empezaron a coquetear y se besaron.
Sin revelar más detalles, la autora dijo que el perfume probó ser eficaz.
La segunda prueba para este mismo perfume fue cuando Ramirez fue a un restaurante de hamburguesas y, aunque no fue nada espectacular, dijo que el cajero se portó de una manera más amable de lo habitual.
El otro perfume, con notas a comida, lo uso para salir con otro amigo, y aunque no detalla qué sucedió en la cita, sí escribió que la llamó de nuevo para volver a salir pero confiesa que el interés del chico pudo haber sido por cualquier otra cosa.
Si bien la periodista admitió que la pequeña investigación y pruebas carecen de todo rigor científico y fueron realizadas de manera un tanto improvisada, también dijo que hacer un perfume con tus propias feromonas puede ser más que suficiente para encontrar lo que buscas.