Lo de Darío en GH digno de una novela turca: Mirá lo que econtró

El llanto de Furia por la salida de Mauro parece haber quedado en la historia pasada de Gran Hermano es que la participante, apenas vio a Francisco, el hijo de Darío que ingresó a la casa el lunes pasado junto al resto de familiares y amigos, quedó deslumbrada y no tardó en ir por él. Contrariando el pedido de su papá, el muchacho terminó en la cama con Juliana, tuvieron una noche de sexo en la cama de ella, y su papá no podía ocultar su molestia.

"JUEGO CHINO " EN GRAN HERMANO: A QUIÉN SALVARON Y A QUIÉN SUBIERON A PLACA

“¡Basta, Pancho! ¡Dejá de enamorarme! ¡Cortala!”, había lanzado la jugadora en una charla con el hijo del concursante de La Plata, en un desayuno que estaban teniendo en el patio de la casa, y poco a poco fue tirándole mil palitos hasta que fue más directa. “No puedo, bolud... Me nace. ¿Qué querés que le haga?”, le siguió él el coqueteo.

“¡No se puede vivir así, traen gente nueva y una se enamora! ¡Es muy fácil!”, siguió ella, mientras él se sonreía, e hizo un pedido a cámara que le terminaron contestando casi instantáneamente desde el exterior. “¡Mauro, que vengan a gritar si me seguís queriendo porque sino tiro todo por la borda!”. Unos segundos después se escuchó la confirmación para que pueda dar un paso más con Pancho. “¡Estás soltera Furia!”, se oyó.

“¡Vamos! Me voy a comer un chabón. ¡Mándenme tangas que no tengo nuevas”, reaccionó, mientras Francisco se reía de su reacción y Darío se mostraba divertido por toda la situación. “Quieren contenido con Pancho, ¿verdad?”, se despachó. Sobre ese momento Santiago del Moro recordó las palabras que había dicho Francisco cuando ingresó al juego. “Pancho había dicho afuera que iba por ella y esto pasó”, recordó.

Apelando a la superstición Furia hizo que Pancho terminara durmiendo en su cama. “Quiero decirte algo. No duermas en esa cama, dormí conmigo porque en esa cama se van todos. Se fue Rochi, se fue Paloma. De última dormí en la mía, pero no duermas en esa”, lo invitó, risueña. Y el cumplió. 

Sin embargo, el que se llevó la mayor sorpresa fue no otro que Darío. Apenas se levantó y descubrió que su hijo no estaba durmiendo a su lado, salió a buscarlo por toda la casa aunque intuyendo la que se le venía. Fue a la cocina, el living, el patio, el sauna y terminó entrando al cuarto de las chicas con la excusa de cambiarle las pilas a su micrófono.

Su expresión pareció decirlo todo al ver a su “nene” tendido sin remera al lado de Juliana. Con su sello característico y conocedora que él no estaba de acuerdo con que ellos tengan cualquier tipo de relación, aprovechó para gastarlo. “Tengo toda la boca roja” y “se porto bien”, le comentó filosa. “Darío, trae mate”, le pidió, entre carcajadas y aplaudiendo.

Pero cuando estuvieron padre e hijo a solas no hubo palabras. Solo bastó la mirada fulminante del hombre para su hijo para expresarle todo su enojo en lo que, él consideró, un peligro para su propio juego.

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