Síndrome Urémico Hemolítico

Un nene de 4 años murió por tras comer un pancho en mal estado

"Jugó toda la tarde hasta que decidimos volver a casa, y en el camino se le antojó un pancho", contó la mamá de Elías. Luego empezó con dolor de panza, con desarreglo y vómito, que derivó en la muerte la semana pasada.

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Redacción ElNueve.com
16 de diciembre de 2020 | 18:07

Un nene de cuatro años de la localidad salteña de La Merced murió tras permanecer un mes internado en terapia intensiva con síndrome urémico hemolítico, luego de comer un pancho en un local.

Sandra Bautista, madre del niño, en una publicación que realizó a través de la red social Facebook, dijo que su hijo Elías “comió el pancho y desde entonces empezó con dolor de panza, luego con desarreglo y vómito”, que derivó en la muerte la semana pasada.

La mujer dijo que todo comenzó el 5 de noviembre, cuando llevó a Elías a un parque de la localidad de La Merced, donde vive, ubicada a 25 kilómetros al sur de la ciudad de Salta.

“Jugó toda la tarde hasta que decidimos volver a casa, y en el camino se le antojó un pancho”, señaló, al tiempo que precisó que decidió llevarlo a un local cercano, donde el pequeño comió el pancho con una gaseosa.

Cuando comenzó con dolor, Sandra llevó a su hijo al hospital de La Merced, donde “le pusieron un calmante”, pero al otro día, que era sábado, el cuadro empeoró, por lo que a la noche nuevamente concurrió al hospital.

Según el mismo relato de Sandra, allí le colocaron suero y lo mandaron a la casa.

“No durmió nada y el domingo ya no daba más” de “los fuertes cólicos” que sufría el pequeño, contó su madre, quien destacó que eso la motivó a volver al hospital, desde donde lo derivaron al Hospital Público Materno Infantil (HPMI), de la capital provincial.

Allí le realizaron estudios y detectaron que presentaba dos bacterias (adenovirus y rotavirus), que “venían de alimentos en mal estado” y que le causaron “en solo seis días anemia, un cuadro de desnutrición y, lo peor, un cuadro renal agudo”, por lo que el 11 de noviembre fue trasladado a terapia intensiva, donde comenzaron a hacerle diálisis.

“Mi bebé entra en terapia un 11 de noviembre y fallece el 11 de diciembre”, explicó Sandra, tras lo que sostuvo que “al estar más de 20 días en terapia, con las defensas bajas, le agarró neumonía”, mientras que no le pudieron “controlar el cuadro renal”.

La mujer manifestó que “todo eso le causó el maldito superpancho que decidí comprarle en Picante”, y detalló que “la dueña sabe muy bien lo que hace”, ya que vende en su negocio “cosas vencidas” de su fiambrería.

En la misma red social, Sandra publicó el informe de defunción emitido por el HPMI, en el que indica que el fallecimiento se registró por “Shock Séptico”, como consecuencia de “Síndrome de Distres Respiratorio” y “Síndrome Urémico Hemolítico”.

El SUH es un trastorno de origen infeccioso producido por la bacteria escherichia coli, catalogado como enfermedad grave que afecta la sangre, vasos sanguíneos y riñones, y es más frecuente en niños que en adultos, puede producir insuficiencia renal crónica y, en algunos casos, la muerte del paciente.

La bacteria se encuentra en alimentos mal cocidos y contaminados, y en la mayoría de los casos se contrae por consumo de carne vacuna mal cocida, aunque también puede ocurrir por lácteos y jugos de fruta no pasteurizados, verduras mal lavadas y agua contaminada.

Además, se debe asegurar la correcta cocción de la carne, evitar preparados con carne picada o molida para niños menores de cinco años; evitar que los niños consuman hamburguesas y embutidos, sean caseros o comprados en locales de venta de comidas rápidas; y lavarse muy bien las manos con agua y jabón antes de preparar alimentos, luego de tocar carne cruda y después de usar el baño.

Además, es necesario lavar frutas y verduras con agua segura, no utilizar los mismos utensilios o tablas de picar que se usaron con carne cruda para preparar otros alimentos ya cocidos o para verduras, frutas o pan; consumir leche y productos lácteos pasteurizados; beber agua segura, hervida o clorada con dos gotas de lavandina por cada litro; y clorar el agua de las piscinas.

Fuente: TÉLAM

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