Después de preparar un café ya sea para el desayuno, después de almorzar o en la tarde, solemos tirar la borra a la basura después de sacarla de la cafetera.
Pero ese residuo sirve de abono para que tus plantas crezcan súper fuertes.
El café molido usado además sirve para crear un pesticida natural que va alejar a los bichos y animales que puedan infectar nuestras plantas, asegurando que no sean atacadas.
Usar restos de café como fertilizante para el jardín tiene muchos beneficios. Los minerales como fósforo, potasio y nitrógeno presentes en el café son de gran ayuda para el crecimiento de nuestras plantas.
A diferencia de los fertilizantes sintéticos, los restos de café liberan estos nutrientes, permitiendo que la tierra los absorba a lo largo del tiempo lo que nos da como resultado una planta saludable durante todo el año.
Lo primero que tenemos que hacer es secar las sobras de café molido que hayamos utilizado en la cafetera.
Para esto, utilizamos una bandeja y le colocamos papel de diario o absorbente adentro.
Cada vez que limpiemos la cafetera, desechamos los restos de café en la bandeja y la ubicamos al sol para que tenga un secado más adecuado, evitando que las sobras se descompongan o desarrollen hongos.
Una vez secas, trasladamos las sobras a un recipiente de vidrio o de plástico.
Para usar el abono de café, lo vertemos alrededor de la raíz de cada planta y removemos ligeramente la tierra para que se integre mejor al suelo.
Gracias a sus propiedades naturales, este abono es ideal para todo tipo de plantas.
El café contribuye al crecimiento de microorganismos beneficiosos para las plantas. Al abonar regularmente con una mezcla de restos de café y tierra es posible reducir o incluso eliminar la necesidad de usar abonos industriales.
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