El mes de octubre no pasará desapercibido para Aldana Veragua, quien supo actuar con valentía y profesionalismo, ante el pedido de ayuda de unos desconocidos. Los primeros auxilios son intervenciones básicas que todo ciudadano debería conocer, sin embargo… aplicarlos genuinamente a la vida cotidiana es una realidad diferente. Motivo por el cual fue distinguida y reconocida por su Casa de Estudios.
Ante algunas autoridades como la licenciada Valeria Spinello -subcomisario y jefa del cuerpo de instructores- y el sargento cadete Esteban López, Aldana abrió su corazón acompañada de su mamá María Abba pero también de su mejor amiga y compañera del Instituto Universitario de Seguridad Pública: Nahir Roldán.
La cadete Veragua no lo pensó, solo se dejó llevar, un grito infantil fue suficiente para lanzarse al canal y arriesgarlo todo por esa pequeña de dos años: “En ese momento lo único que me salió fue correr, tratar de alcanzarla y sacarla. Cuando lo hice, comienzo a darle palmadas en la espalda, no reaccionaba. Seguí haciéndolo hasta que vomitó agua y espuma”, una situación que finalmente encontró alivio en su llanto. A lo que Aldana agregó: “Recién ahí me sentí liberada”.
Para todos ellos esto no solo fue un acto de altruismo, sino que su preocupación desinteresada y su deseo de ayudar extremo, confirmó la pasión y empatía de una estudiante por la vida. Y no solo la suya. “Es mi orgullo, agradezco a Dios que ella estuvo, que ella reaccionó porque yo me paralicé. Igual que la docente que estaba ahí. Uno lo que menos quiere imaginar es a una criatura tan chiquita, nos quedamos inmóviles. Ella actuó” expresó con satisfacción la mamá, María.
Palabras que hicieron eco en la subcomisario Valeria que -con mucha emoción- agregó: “Más allá de las herramientas que nosotros brindamos como instituto que son las materias, la información… hay algo que el instructor no puede darle, y es la vocación. Aldana es un orgullo porque evidencia su vocación nata”.
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