#Pareja

Relaciones: ¡Cuidado con idealizar!

La soledad, las ganas de estar con alguien, o creer que otra persona es lo que necesito para ser feliz, puede hacernos caer en un pozo ciego obsesivo, sin sentido. Pautas para no caer en la trampa.

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Redacción ElNueve.com
17 de julio de 2021 | 14:14

“Me puso like al posteo, seguro le gusto”, “¡me miró la historia!”, “me dijo que me llamaba para salir, y luego ni apareció”. La imagen es del gran “esperador” o “esperadora”, frente a personas que suelen idealizarse sin conocerse. Al menos es la foto mental que se nos viene cuando leemos o escuchamos estas frases. ¿Es acaso la era de la imagen la gran manipuladora de esta forma de ver al otro que se tiene? Sin dudas las redes potencian el efecto: él o ella aparecen felices, seductores, posteadores frenéticos de frases sesudas (copiadas de otra copia), cancheros, sensibles… ¡y mucho más! En realidad todo lo que nuestra mente quiera adjudicarles.

Pero más allá y más acá de las redes, la idealización del otro/a, que se mantiene en el plano de las ideas resulta engañosa si realmente se desea conocer a alguien y que nos conozcan.

Como bien explica Jorge Domínguez, psicólogo, “muchas veces la fantasía es superior a la realidad cuando lo ponemos en términos de satisfacer necesidades. Así la otra persona, mientras esté en el mundo de la fantasía, va a tener la posibilidad de satisfacer todas nuestras proyecciones. Entonces aparece como un ideal maravilloso que uno desea para complacer plenamente en el encuentro”.

-¿Qué sucede si el otro se hace real y podemos relacionarnos en lo concreto?

“Cuando esto ocurre, la fantasía cae, y la persona demuestra tener las características particulares que van a hacer que algunas necesidades nuestras se cubran, mientras que otras irremediablemente se vean defraudadas. Por eso en el mundo de la fantasía, las personas son mejores que en la realidad”.

-¿Cuándo resulta negativa esa idealización del otro, que poco conocemos, y resulta errático respecto a lo que esperamos?

“Cuando una persona se regodea con nuestro deseo, y no se hace accesible. ‘Histeriquea’ como se dice, aunque el término adecuado sea histriónico. Entonces va a seguir habitando en el mundo de la fantasía y por lo tanto, respondiendo a una especie de ideal inmenso que uno necesitaría tener.

En la medida en que el otro me es huidizo (histriónico), es decir personas que se alimentan del deseo ajeno, y siempre son imposibles, resulta negativo. Un ejemplo son algunas personas  que tienen muchos seguidores por todos lados, pero que no concretan nada por ningún lugar, ya que no te quieren a vos como sujeto, sino que tu deseo esté orientado hacia ellos/ellas. Quieren ser el centro de las miradas y el deseo”.

-¿Cuándo el deseo puede transformarse en obsesión?

“Los mecanismos internos que se activan en esta imposibilidad de completar el deseo (con ese otro idealizado) profundizan la noción de necesidad y el deseo se hace más grande. De esta manera la persona es captada, y en la medida en que el otro es cada vez más imposible (aunque aparezca de vez en cuando)más incentiva esta búsqueda del ‘deseante’ que concluye siendo infructuosa, apareciendo pensamientos obsesivos. Más aún cuando el deseado me da ‘esperanzas’ haciendo crecer la fantasía.

-¿Cómo cortamos el círculo?

Hay que conectar con la realidad y  entender que nadie puede satisfacernos, más que nosotros mismos, y que una persona, cuanto más ‘rulos’ y ‘cualidades’ le adjudicamos al idealizarla sin que haya feedback real,  menos la conocemos, ya que tiene que ver con una fantasía que alimentamos desde nuestras expectativas y necesidades. Cuando hacemos consciente esto, podemos  deshacernos de esos grilletes mentales y crecer desde lo real.

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