¿Por qué nos sentimos usados?

(Por Noelia Centeno) 

Muchas personas viven pensando en el otro. En hacer cosas para que el otro los quiera, los valore, los reconozca, para agradar. Muchas veces algunas personas se desviven por los pedidos externos.

Si bien es muy placentero ayudar a otros, muchas veces te sentís usado o que se abusan de tu bondad.

Es verdad que muchos amigos, familiares, conocidos, gente del trabajo te llama solo cuando te necesitan, o para pedirte favores. Sentís que se acercan por conveniencia, que en realidad no les interesa demasiado saber de vos. De tus cosas. Poco a poco el dar, sin que sea recíproco el recibir genera la sensación de ser utilizados. 

Entonces perdemos las ganas, nos sentimos desvalorizados, sentimos que lo que hacemos nunca es suficiente, que nunca alcanza, sentimos que siempre tenemos que ceder.

Te sentís triste, defraudado. Te sentís enojado con vos mismo por no poder poner un límite.

¿Qué podemos hacer para evitar que nos usen?

Lo primero y más importante que es necesario aprender es que podés decir que NO. Podés decir “hasta acá”. Podés decir “basta”. O podemos decir hasta acá si puedo.

Otro punto fundamental en las relaciones es la reciprocidad. Es fundamental. Siempre sé algo de los otros. No tiene que ver con esperar que nos devuelvan de la misma forma, pero sí con una recompensa emocional. El hacer sentir que eso que dimos valió la pena.

Y por último que sigas tu intuición. Que entiendas que es probable que, si sentís que te piden constantemente, que te llaman solo para pedirte algo, seguramente tu sensación de sentirte usado es real. Entonces tendrás que poner un límite. Tendrás que respirar hondo, dejar la culpa de lado, y priorízate, entender que es muy valioso lo que das, y que es bueno seleccionar a quien ofrecer tus acciones, saber elegir a quien puede valorarte, entonces dejaras de sentirte utilizado. Saber decir no a tiempo es una sana decisión.

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