Existen diversas causas por las cuales, a pesar de seguir una dieta saludable y hacer ejercicio diario, no obtenés los resultados que querés. Pero cada persona es particular como así también su cuerpo pero, a grandes rasgos, pueden darse varios escenarios.
¿Te preparás siempre los mismos alimentos? Es probable que estés comiendo saludable pero siempre lo mismo, la elección es monótona.
Solución: variar entre distintas fuentes de alimentos saludables, pues ayuda a mantener prendida nuestra máquina (metabolismo). Los cambios resultan de constantes cambios en nuestras ingestas, no solo importa la cantidad, sino la calidad de lo que comas. El cuerpo se acostumbra a comer siempre lo mismo y no reacciona al cambio.
¿Dejás pasar muchas horas sin comer? Es probable que estés dejando más de 3 horas entre comidas.
Solución: organizá tus comidas en 5 o 6 veces al día, de esta manera no llegarás con hambre a la siguiente y tu metabolismo se mantendrá estable. Lo importante es que no saltees comidas y para eso un tips fundamental es tener stock e ingredientes que vas a necesitar en tu heladera/alacena.
Es bueno tener a tu alcance frutas y vegetales de estación, harinas y cereales integrales y legumbres, huevos, carnes y lácteos magros, frutos secos y semillas y aceites vegetales.
Entrenás hace mucho tiempo de la misma manera, misma actividad, misma intensidad.
Solución: buscá una actividad física que sea un reto nuevo para tu cuerpo, algo distinto o intensificá tu entrenamiento actual. Incrementar velocidad, aumentar pesos, agrega días a la semana, pueden ser métodos eficaces para lograr el cambio deseado.
¡Ojo! también puede pasar que estés muy estresado y haciendo demasiado ejercicio. El estrés libera una hormona reguladora, "el cortisol”, que afecta directamente el almacenamiento de grasa y el aumento de peso en personas con estrés o fatiga, y la grasa se puede almacenar alrededor de la sección media como tejido graso visceral y subcutáneo.
Nuestro cuerpo trabaja como un termostato y acopla la cantidad de energía que quemamos con la energía que comemos. Cuando comemos menos, nuestro cuerpo lo compensa y quema menos, lo que hace que perder grasa sea más difícil.
En conclusión hay que buscar el equilibrio entre lo que ingerís y como lo gastas. Sacarse de la cabeza que “el comer menos y ejercitar mas” para salir de la meseta es fundamental. Aprende a variar en tu alimentación saludable y ejercitarse con estrategia según lo que tu cuerpo necesita subiendo intensidades de manera progresiva.